Pretendieron que renegara de la fe, pero resistió animando a perseverar Mariano Anel, Gonzalo Viñes y fray Marcelino Martín Rubio son los tres asesinados el 10 de diciembre de 1936 que han sido beatificados


De los asesinados el jueves 10 de diciembre de 1936 se ha beatificado al lasaliano Mariano Anel, mártir en Barcelona sobre el que trato en la fecha de su nacimiento (16 de junio), al sacerdote Gonzalo Viñes Masip, de Xàtiva (Valencia), y al novicio trapense Emérico (fray Marcelino) Martín Rubio en Santander.

El primero se entregó a cambio de un primo suyo y el segundo destacó como cronista y arqueólogo. Fray Marcelino fue reconocido y denunciado por alguien de su pueblo, según esta biografía que comete el error de suponerlo asesinado en el faro. Beatificado en 2015 con sus compañeros asesinados los días 3 y 4 de diciembre y con otros trapenses.

Frente a este falso recurso a supuestos «incontrolados»que leemos en la web municipal, Andrés de Sales Ferri Chulio no olvida mencionar la destrucción de la Colegiata y sus obras de arte, de forma perfectamente controlada, el 27 de julio; así como que a Viñes “se le ofertó trasladarse á la población de Algemesí para pasar desapercibido, pero rehusó ocultarse, dedicándose a sus investigaciones. Nunca fue detenido,pero en más de una ocasión los milicianos se lo llevaron aprestar declaración, colaborando en labores de escribiente y tareas administrativas, por las cuales nunca percibía gratificación alguna.

A medida que avanzaba el tiempo de la persecución se afianzaba en dar la vida en defensa de la fe: Si hemos de morir —le decía a su hermana— que nos maten los malos, así seremos mártires. Nunca ocultó su condición de sacerdote, mostrándose siempre animoso y valiente; en su domicilio continuó su ministerio pastoral, confesando y animando a perseverar en la fe, entregado totalmente a la voluntad de Dios. Sus enemigos pretendieron que renegara de la vocación pero resistió valientemente y se mantuvo firme, conservando hasta el último momento su entereza y la fidelidad a la Iglesia. El día 10 de diciembre de 1936 los milicianos le engañaron, diciéndole que les acompañara para hacer un inventario en el molino de Valles, próximo a Játiva. Se despidió de su hermana, a quien consoló pidiéndole que confiara en la Providencia, y fue asesinado cerca del puente de la carretera de Vallés”.

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