Alentó a rezar el rosario a los presos, y al final eran miles los que rezaban En la cárcel de Mislata, el ejemplo del padre Agapito y del padre Rafael rezando el breviario animó a rezar el rosario a los presos


Cinco religiosos; un marista, un paúl, un claretiano, un capuchino y un trapense son los mártires del siglo XX en España nacidos un 24 de marzo. Este día se celebra además la fiesta del beato Óscar Romero, primer obispo mártir de América. Añado también un relato sobre los sacerdotes que murieron a bordo del Titanic.

Dos maristas que reconocieron ser religiosos
De 38 años y natural de Los Balbases (Burgos), el hermano Gaspar (Pablo Martínez Esteban) fue asesinado en Madrid el 24 de julio de 1936 y beatificado en 2013. Junto con Braulio Álvarez Palacín (hermano Camerino, de 36 años) y Pablo Martínez es el primero de los cinco maristas mártires del colegio de Los Madrazo, fundado en 1902, cuyo portero declaró que “los hermanos, no sólo sufrieron el martirio, sino que antes sufrieron toda clase de humillaciones y de insultos. La chusma llegaba al Colegio y gritaba: Muerte a los curas… Los milicianos entraron en el colegio, y yo fui testigo de la rapiña, especialmente los objetos de culto, rompían los crucifijos a hachazos; lo mismo con los libros de oración, los rompían y los tiraban por el suelo”. Tras el asalto del día 20, los hermanos Gaspar y Camerino se alojaron en la pensión Posada de San Blas, registrada por milicianos a las 11 de la noche del 22, según relataba el portero: “Me preguntaron sobre algunos sacerdotes que estarían alojados en la pensión. Consulté el registro de inscripciones y les dije insistentemente que ningún sacerdote estaba inscrito. Uno de los milicianos me replicó que estaba seguro de que había sacerdotes pero que estaban inscritos como profesores. Sin más explicación, suben al piso y empiezan a abrir las puertas de las habitaciones. Abren la puerta de la habitación donde estaban los HH. Gaspar y Camerino. Les preguntan si son religiosos. Lejos de negarlo, lo reconocen con toda naturalidad. Los milicianos les hacen señas para que les sigan. Les seguimos, responden con sencillez y sin protestar los Hermanos. Su semblante estaba sereno; todo se desarrolló sin violencia, sin miedo, sin histerismo, sin ninguna manifestación de pánico. Siguieron tranquilamente a los milicianos. Desde entonces, nos ha sido imposible tener noticias de ellos”.

El padre Agapito Alcalde.Agapito Alcalde Garrido, sacerdote paúl nacido en Rubena (Burgos) el 24 de marzo de 1867, contaba 69 años cuando lo mataron en Valencia el 31 de julio de 1936. Como profesor en dos seminarios de Filipinas, vivió allí la guerra y ocupación estadounidense; después estuvo destinado en Canarias, Andalucía y Madrid antes de pasar a Valencia:

En 1931 inició el que sería su último ministerio: capellán de las Hijas de la Caridad en la casa de retiro Santa Luisa de Marillac, sita en la antigua cartuja de Ara Christi, de Valencia, entre los municipios de El Puig y Rafelbuñol. La numerosa comunidad estaba integrada por más de 100 Hermanas, casi todas mayores y enfermas. Allí, junto con el otro capellán: P. Rafael Vinagre Torres, le alcanzará la persecución y la muerte violenta en 1936.

El domingo 26 de julio de 1936 fueron apresados los dos capellanes P. Agapito y P. Rafael. Acto seguido encendieron una gran hoguera para quemar las imágenes y demás objetos religiosos. No profanaron el santísimo, porque una Hermana pudo ponerlo a salvo. Los dos misioneros fueron llevados a la plaza del pueblo del Puig, que estaba llena de gente que pedía su muerte. El lunes 27 ingresaron en la cárcel de Mislata. Cuenta un testigo seglar que rezaban el breviario en el patio, pese a haberles advertido del peligro que ello entrañaba, y continúa: “en dicho patio comenzaron a formarse grupos de presos que rezaban el rosario, ya que cada día que pasaba se confirmaba el hecho de que íbamos a morir todos y poco nos importaba que nos vieran o no los guardianes. Luego, en las celdas empezó la costumbre de rezar el rosario otra vez, sin que hubiera una sola excepción, así se continuó, de 70 u 80 presos que éramos entonces hasta los momentos en que éramos miles. Es indudable que estos dos sacerdotes, con su pauta nos dieron el camino a seguir en la prisión.
El día 31 de julio los sacaron de la prisión bajo vigilancia. Buscaron refugio en las numerosas casas de Hijas de la Caridad que había en Valencia sin conseguir nada porque estaban todas incautadas. Al P. Agapito Alcalde lo siguieron al salir del asilo de San Juan Bautista, C/ Guillén de Castro, 161, hasta la calle Játiva y lo mataron en la estación del norte el mismo día 31 de julio de 1936 por la noche.

José Serrano Pastor, sacerdote claretiano nacido en Corella (Navarra) el 24 de marzo de 1899, tenía 37 años cuando lo mataron el 18 de octubre de 1936 en Cervera (Lleida). Fue beatificado en Barcelona el 21 de octubre de 2017.

El sacerdote profeso capuchino Jesús Miguel Girbau (Timoteu de Palafrugell), nacido en 1897 en la citada localidad gerundenses (39 años) fue asesinado en el Prat del Triai de Olot (Gerona) el 31 de octubre de 1936 y beatificado en Barcelona el 21 de noviembre de 2015. En los jardines de Macarnau de Olot existe un monumento en el que se incluye su nombre. Capturado en un registro y encerrado entre otros con un sacerdote diocesano y un agustino del convento de Calella, al conseguir algunos que se trasladara a Girona al sacerdote diocesano, el comité local decidió eliminar al resto de presos para evitar su traslado, El padre Timoteo fue asesinado con dos laicos, por cuyas vidas intercedió ya que eran padres de familia, no consiguió evitar que los mataran pero sí pudo absolverles (aunque con las manos atadas) y perdonar a sus asesinos.

El sacerdote profeso trapense Juan Bautista Ferris Llopis, nacido en 1905 en Algemesí (Valencia; 31 años) fue asesinado en Santander el 3 de diciembre de 1936 y beatificado en la misma ciudad el 3 de octubre de 2015.

¿Mártires en el Titanic?
Para evitar confusiones, y más en este blog donde habitualmente solo trato sobre mártires ya beatificados; advierto que la respuesta es negativa: ni hay beatificado nadie que muriera en el Titanic, ni parece que en sentido estricto a ninguno de los fallecidos se pueda aplicar el calificativo de mártir… Pero para que se vea que hay que admitir el uso común que se aplica a quien se sacrifica por los demás, y quizá algo más, véase lo dicho por san Pío X.

Puesto que solo tenemos un mártir nacido un 24 de marzo, adjunto estos datos que tomo de la revista polaca Amaos, número 5, páginas 28-30. Copio solo el final del artículo firmado por Grzegorz Kucharczyk, que lleva el ladillo «El heroísmo de la fe y las burlas de los mirones»:
El cuerpo del padre Thomas Byles nunca fue encontrado. Un par de meses después de la tragedia del Titanic, cuando su hermano William y su esposa estaban de viaje de novios en Roma, fueron recibidos en audiencia por el Papa Pío X. El Santo Padre les tuvo que decir entonces que consideraba al sacerdote fallecido como un «mártir de la Iglesia». Quizá en esta afirmación del papa no solamente radica una referencia a las palabras del Señor cuando dijo: «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos» (Jn 15, 13); sino que también podía estar refiriéndose a la horrorosa atmósfera que había reinado en los últimos instantes antes del hundimiento del Titanic. Y aquí no nos referimos únicamente a las olas, que lo iban inundando todo por doquier, o al buque que se escoraba. Ya que, en los relatos de muchos testigos de los últimos momentos del Titanic, se hace referencia a las burlas llevadas a cabo por algunos pasajeros, confiados en la «inhundibilidad» del barco, contra el rezo del Rosario dirigido por aquellos sacerdotes católicos en la cubierta del Titanic. Las personas arrodilladas estaban -según dichos testimonios- rodeadas de otros pasajeros que se burlaban y parodiaban su oración. Y en ese momento el agua alcanzaba el siguiente compartimento…»

Comentario de Alf-3..

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