Cuatro son los mártires del siglo XX en España que terminaron su pasión el miércoles 9 de septiembre de 1936: el seminarista salesiano Teódulo González Fernández en Madrid, el laico Ismael Escrihuela Esteve en Valencia, un sacerdote capuchino en Barcelona y un sacerdote diocesano almeriense.
En las islas británicas se conmemora el martirio del beato sacerdote Jorge Douglas (1587). En Rusia, la Iglesia ortodoxa ha glorificado a nueve mártires de ese día: tres de 1918 (los sacerdotes Miguel Voskresensky, Esteban Nemkov y Pablo Fokin), tres de 1937 (el monje y sacerdote Metodio Ivanov, y los sacerdotes Juan Lebedev y Juan Smirnov), uno de 1939 (es sacerdote Alejandro Tsitserov), otro de 1940 (el sacerdote Vladimiro Sokolov) y otro de 1952 (el sacerdote Demetrio Kryuchkov).
José Ramón Flores Beltrán, de 60 años y natural de Mojácar (Almería), era coadjutor de Cuevas de Almanzora, fue asesinado en Antas y beatificado el 25 de marzo de 2017 en Roquetas de Mar, siempre en la misma provincia almeriense. La biografía diocesana presenta el testimonio de una feligresa, Ana Josefa Cano:
« Predicaba la auténtica doctrina, daba catequesis, pasaba mucho tiempo en el confesionario atendiendo a los feligreses. Socorría a los pobres, atendía muy bien a los niños, jóvenes y ancianos. Era un hombre sencillo, no hablaba mal de nadie.»
La hija de unos amigos suyos, doña Josefina Foulquié, narra lo sucedido el ocho de septiembre de 1936: « Un día se presentó en su casa el hijo de un amigo suyo del pueblo, y le dijo que saliera y le acompañara. El siervo de Dios, confiando en las buenas intenciones del joven, marchó con él. Se lo llevaron al Castillo, y al día siguiente lo condujeron hasta un lugar del Ballabona, lo bajaron del coche y allí mismo un miliciano lo mató disparándole un tiro en la nuca». Sus verdugos, al enterrarlo, no cubrieron con tierra uno de sus pies para burlarse.
En cuanto confesó su condición sacerdotal comenzaron a maltratarlo
Joan (Josep de Calella de la Costa) Vilá Colomé, nacido el 19 de noviembre de 1880 en Calella de la Costa (Barcelona, tenía por tanto 55 años), fue asesinado en Barcelona el 9 de septiembre de 1936, después de haber confesado su condición sacerdotal, momento en que empezaron a maltratarlo para luego llevárselo preso y fusilarlo esa misma noche.
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