Entre los asesinados el jueves 27 de agosto de 1936 han sido beatificados 12: dos dominicos –José María López Carrillo y Pedro Ibáñez Alonso, que habían sido misioneros en China– y un capuchino –Quirino Díez del Blanco (padre Gregorio de La Mata)– en Madrid; dos sacerdotes diocesanos en la provincia de Valencia; un sacerdote agustino –Florencio Alonso Ruiz-, un paúl en Asturias, un marista –Casimiro González García (el hermano Crisanto)- y dos claretianos –Genaro Pinyol Ricard y Remigio Tamarit Pinyol (cuyo hermano Arturo le precedió un mes y dos días en el martirio)- en la provincia de Lérida, más otro claretiano -el sacerdote Tomás María Planas Aguilera– y una religiosa de San José en la de Barcelona.
En Japón se conmemora el martirio del beato Francisco de Santa María, franciscano, y catorce compañeros (Bartolomé Laurel y Antonio de San Francisco, franciscanos; Gaspar Vaz y María, esposos; Magdalena Kiyota, viuda; Cayo Jiyemon, Francisca, Francisco Kurobioye, Luis Matsuo Soyemon, Martin Gómez, Tomás Wo Jinyemon, Lucas Kiyemon y Miguel Kizayemon) en Nagasaki (1627); en las islas británicas, del beato Rogerio Cadwalador (1610), ordenado sacerdote en Valladolid, y del sacerdote jesuita san David Lewis (1679); en Rusia, la Iglesia ortodoxa ha glorificado a cuatro mártires de este día de 1918 (el arzobispo Basilio Bogoyavlensky, el laico Alejo Zverev, el archimandrita Mateo Pomerantsev y el sacerdote Vladimiro Tsedrinsky), y a seis de 1937 (los sacerdotes Vladimiro Smirnov y Nicolás Tolgsky, el archimandrita Eleuterio Pechennikov, las monjas Evdokia Perevoznikova y Eva Pavlova y el laico cosaco Teodoro Zakharov).
