Anciano y en cama, le partieron un crucifijo en la espalda El sacerdote Alfredo Almunia estaba en cama, le partieron un crucifijo en la espalda y, como no podía andar, lo tiraron desde el balcón a un camión


Seis mártires del siglo XX en España nacieron un 21 de mayo: un lasaliano tarraconense, una carmelita de la Caridad valenciana, un marista barcelonés, un párroco almeriense, un paúl turolense y un trapense palentino. Hoy es además la fiesta de los Santos Mártires Mexicanos (al menos en la archidiócesis de Guadalajara), san Cristóbal Magallanes y sus compañeros, canonizados el 21 de Mayo de 2000, en Roma, por el Papa Juan Pablo II.

Acudieron a la UGT, y los fusilaron
José María Aragonés Mateu (hermano Leonardo José de las Escuelas Cristianas), de 50 años y natural de Tarragona, tras pasar por el seminario, se hizo religioso a los 24 años, en 1910. Desde 1925 fue director del colegio de Gràcia, y tres años más tarde visitador del distrito. La revolución le sorprendió acompañado de Mateo Molinos Coloma (hermano Dionisio Luis), cerca de La Seu d’Urgell, preparando los retiros del distrito; y al ir a pedir un salvoconducto a la sede de UGT, los detuvieron el 7 de agosto y los fusilaron al día siguiente en Travesseres (Lleida), en el lugar llamado Baños de Sugrañes. El hermano Dionisio Luis, de 46 años se hizo lasaliano en 1906, fue profesor durante 12 años y desde 1932 era director del colegio Bonanova. Ambos fueron beatificados en 2007.

Martirizada con su hermano religioso
Ascensión (de San José de Calasanz) Lloret Marcos
, carmelita de la Caridad de 57 años, oriunda de Gandía (Valencia), ingresó en las Vedrunas de Vic (Barcelona) en 1879. Después de vivir en Castellón y Valencia, en 1916 fue al colegio de Benejama (Alicante), que las religiosas tuvieron que abandonar el 28 de julio de 1936. Con su hermano Salvador, escolapio, se refugió en una casa de campo de sus familiares. Ambos fueron apresados el 7 de septiembre. Se los llevaron a través de los campos y a la mañana siguiente sus cuerpo acribillados aparecieron en las puertas del cementerio de Tavernes de Valldigna (Valencia). Solo ella ha sido beatificada (en 2001).

Juan Pelfort Planell (hermano Juan Crisóstomo), de 23 años y natural de Òdena-Espelt (Barcelona), es uno de los 46 maristas asesinados el 8 de octubre de 1936 en el cementerio de Montcada i Reixac (Barcelona) y beatificados en 2007 (ver artículo del 8 de octubre). La biografía publicada por su orden reza:

Sus padres trabajaban en la industria típica de la comarca, la tenería, el trabajo en piel con sus aplicaciones y derivados. A los dieciséis años entró en el postulantado de Les Avellanes (Lleida). Pronunció los primeros votos el 8 de septiembre de 1930.

Quizá la piedad de los padres o la de los hermanos del colegio de Igualada le habían ido formando, ya que Juan, que ingresa directamente en la casa noviciado, no extrañaba nada de lo que allí se vivía y se adaptaba perfectamente a toda las exigencias del horario, del estudio y el trabajo.

Impregnado de la piedad y la laboriosidad de las casas de formación, todavía recientes en su vida, irá camino del martirio. Sólo tenía 23 años y 5 meses. Aún no había podido hacer los votos perpetuos.

Sólo recibió dos destinos de la obediencia: Badalona y Mataró. Su trabajo en la clase de los pequeños se hizo notorio por el aprecio que le manifestaban los niños y la admiración de los padres de familia. Su entrega a la tarea educativa fue notoria.

Cuando fue requisado el colegio Valldemía para convertirlo en hospital de sangre, el hermano Juan Crisóstomo se refugió en su pueblo natal de Òdena, cerca de Igualada, en casa de sus familiares. Pero al final prefirió seguir la invitación de los superiores y se desplazó a Barcelona. Compartió la suerte de su Hermano Provincial, el hermano Laurentino, y de sus compañeros maristas que fueron fusilados en la noche del 8 de octubre de 1936 en el cementerio de Montcada.

Sus restos descansan en la iglesia del monasterio de Santa María de Bellpuig de Les Avellanes (Lleida).

«El Niño Jesús va siempre con vosotros»

Beato Alfredo Almunia.
Beato Alfredo Almunia.

El sacerdote de 77 años Alfredo Almunia López-Teruel es uno de los mártires más ancianos del siglo XX en España (en concreto, de los actuales 1.875 beatificados o canonizados, es el 19º de mayor edad; su hermano José, 11 años menor, también es mártir). Natural de Mojácar, era párroco de Vera, fue asesinado el 18 de octubre de 1936 en Antas y beatificado el 25 de marzo de 2017 en Roquetas de Mar, todas localidades de Almería. La biografía diocesana narra así su martirio:

Coadjutor de Cuevas del Almanzora desde 1928 a 1935, ese mismo año regresó a Vera como Párroco. La entonces niña doña Juana Soler recuerda: «Era un señor alto, bien parecido y querido por el pueblo. Era un pedazo de pan, querido por todos; el que se acercaba a pedirle ayuda, la encontraba siempre. Recuerdo que nos decía siempre: “Sed buenos que el Niño Jesús va siempre con vosotros”.»

Al inicio de la Persecución Religiosa, se negó a abandonar a sus feligreses. Detenido el siete de septiembre de 1936, sufrió prisión en el convento hasta que su hermana entregó quinientas pesetas a los milicianos. Con todo, sufrió más detenciones y prisiones que quebraron su cuerpo de setenta y seis años.

Finalmente, fue martirizado en el paraje del Ballabona junto al siervo de Dios don José Gómez de Haro. Su sobrina, doña Emiliana Soriano, cuenta que: « Entraron en su dormitorio, donde mi tío guardaba cama por enfermedad, le golpearon y rompieron sobre su espalda el Crucifijo que tenía. Como no se podía mover, lo arrojaron al camión por el mismo balcón. Lo llevaron cerca de Antas y le pegaron dos tiros, dejándolo tirado en la carretera. La hermana del siervo de Dios que le acompañaba en el momento del apresamiento enfermó y perdió la cabeza.»

El padre Roque Guillén.Roque Guillén Garcés, sacerdote paúl nacido el 21 de mayo de 1879 en Sarrión (Teruel), tenía 57 años cuando lo mataron el 23 de octubre de 1936 en Vallecas (Madrid), ciudad donde también fue beatificado el 11 de noviembre de 2017. De niño compaginaba la escuela con el pastoreo; su último destino fue la casa de capellanes de Madrid, «al servicio espiritual de las Hijas de la Caridad. Allí fue hecho prisionero el 25 de julio de 1936 con El P. José María Fernández y compañeros, por su condición de sacerdotes y misioneros, realidad que jamás disimularon. Siguió el mismo proceso de prisión, tormentos, coacciones para que denunciaran los refugios de otros compañeros y martirio, que el P. José María Fernández», dice la biografía de la beatificación.

El religioso profeso trapense Ezequiel Álvaro de la Fuente, natural de Espinosa de Cerrato (Palencia), tenía 19 años cuando fue asesinado el 4 de diciembre de 1936 en Santander, ciudad donde lo beatificaron el 3 de octubre de 2015. De él se contó en la beatificación que «fue el más joven de los monjes asesinados. A pesar de su juventud llevó con gran entereza los vejámenes sufridos junto al resto de sus compañeros»; lo ahogaron un día más tarde que a otros seis cistercienses del monasterio de Viaceli.

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