El mártir del día, es el laico Vicente Vilar David, asesinado el 14 de febrero de 1937 en Manises en represalia tras un bombardeo de los nacionales sobre Valencia.
Por otra parte, el 14 de febrero de 2014 se estrenó la película Bajo un Manto de Estrellas, que narra lo sucedido a la comunidad dominica de Almagro al comienzo de la Guerra Civil. Una película martirial cuyo director, Óscar Parra, dijo en el preestreno que su única intención ha sido reflejar los hechos históricos, sin mezcla de pasiones políticas.
Víctima de las represalias por un bombardeo
Vicente Vilar David, de 47 años, nació y murió en Manises (Valencia), donde era empresario de cerámica. Último de ocho hermanos, estudió ingeniería industrial en Barcelona, se casó en 1922 y al morir su padre tomó la dirección de la empresa de cerámica Hijos de Justo Vilar. Miembro de Acción Católica, buscó superar las desavenencias y respetar a los trabajadores, que le correspondían con su afecto. Fundó una escuela de cerámica para mejorar la competitividad internacional. Fue catequista y miembros de asociaciones eucarísticas, colaborando incondicionalmente con el párroco. Durante la República, fundó el Patronato de Acción Social. En agosto de 1936 fue destituido como secretario y profesor de la escuela de cerámica, aunque sus trabajadores le protegieron y nunca tuvo afiliación política. En la noche del 14 de febrero, reafirmó ante un tribunal su condición de católico, afirmando que era el título más grande que tenía. Lo asesinaron inmediatamente, mientras perdonaba a sus ejecutores. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por Juan Pablo II.
Consultando la documentación de la Causa General sobre los crímenes de la Revolución española en Manises (legajo 1385, expediente 5), declara sobre el asesinato de Vicente Vilar (de quien se dice en el folio 5 que había sido teniente de alcalde durante la Dictadura de Primo de Rivera) su esposa Isabel Rodes Reig (folio 88). Pero no es ella, sino José María Miquel Garcera (al dar cuenta del asesinato de su hermano Juan Bautista en el folio 51) quien precisa que los asesinatos del 14 de febrero de 1937 fueron aprobados por el comité de la localidad en pleno a iniciativa de «un marxista llamado Hernan Villar Cubas».
Por otra parte, a partir del folio 143 se da cuenta del asesinato en Manises, a partir del 18 de agosto de 1936, de presos procedentes del barco-prisión Legazpi, que a su vez se habían rendido tres días antes (el 15 de agosto) en Pozoblanco (Córdoba), tras una capitulación en que se estipulaba que se respetaría la vida de cuantos se rindieron… Al final fueron ejecutados en torno a 300. Una reedición silenciosa de lo que se hizo con el Tren de la Muerte de Jaén-Adamuz.
Para entender a los mártires
Bajo un Manto de Estrellas es una muestra de lo mucho que se puede conseguir cuando se es fiel a la historia que se quiere reflejar, y eso lo hacen Óscar Parra y sus actores, que fueron asesorados por el postulador de las causas de la archidiócesis toledana, Jorge López Teulón. En cuanto a explicar qué es el martirio, con una charla del maestro de novicios, se alcanza un punto hasta ahora probablemente no logrado.
La voluntaria exclusión de referencias políticas -no se mencionan partidos, ni nombres, de un bando ni de otro (salvo una fugaz referencia a falangistas, y un cartel de la CNT)-, hasta el punto de que podría parecer excesiva la confianza (precisamente del mismo maestro de novicios) en que todo lo que sucede en torno al 18 de julio podría ser un «chaparrón» sin mayores consecuencias: una forma de expresar cómo los religiosos estaban al margen de una política que como sabemos había llegado a un punto explosivo.
La falta de escenas «multitudinarias» resalta la mansedumbre de los que se dejaban llevar -siendo los captores menos que los capturados- sin rebelarse ni esforzarse por huir, quizá el punto más difícil de comprender de los mártires hoy día -en una cultura donde el heroísmo se entiende como liquidar a quien sea con tal de salvar la vida-, sin perjuicio de que exista y se refleje el miedo a la muerte, la incomprensión hacia la persecución; y sin que falten tampoco las torturas y el sufrimiento. No hay dos mártires iguales, y por eso aporta novedad esta película respecto a la ya conocida Un Dios prohibido. Es de resaltar los buenos efectos especiales presentes, por ejemplo, en la escena del incendio y en la del tren, así como la música de Raúl Grillo. Entre las interpretaciones destaca la del miliciano Luis, interpretado por Kiko Gutiérrez; si bien todos los personajes alcanzan un buen nivel.
Bajo Un Manto de Estrellas tiene además una emotiva sorpresa al final, que muestra la habilidad del director para resolver el aparente problema de un final previsible. Como digo, aconsejo a todos que la vean.
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