Entorno del Palacio de Buenavista, en Hortaleza, donde mataron al beato José Santos.

El mártir que exigía a sus compañeros un perdón positivo de los enemigos El padre Carmelo María exigía a los demás presos un perdón positivo y pidió ser fusilado el último para absolver a sus compañeros


Seis mártires del siglo XX en España terminaron su pasión el miércoles 23 de septiembre de 1936: la laica Sofía Ximénez, con su hermana María de la Purificación y su hijastra María Josefa de Santa Sofía -ambas monjas vedrunas- (más su hijo disminuido, que no ha sido beatificado) en la provincia de Valencia, el prior de la provincia carmelita de la Bética -padre Carmelo María-, en la de Córdoba, un sacerdote diocesano en Almería -padre Diego Morata– y otro paúl -el padre José Santos Ortega– en Madrid.

En Italia se conmemora a los santos mártires Andrés, Juan, Pedro y Antonio de Siracusa (martirizados en el África islámica después de 881); en México a los tres niños mártires de Tlaxcala (Cristóbal, Antonio y Juan, 1527-1529); en las islas británicas, al beato sacerdote Guillermo Way (1588); en Polonia, al beato sacerdote Józef Stanek (1944). En Rusia, la Iglesia ortodoxa ha glorificado a 16 mártires asesinados en este día de 1937, más uno de 1938: este era el obispo Varo Shmarin; los demás el archimandrita Gabriel Yatsik, el arcipreste Basilio Maximov, los laicos Tatiana Grimblet y Simeon Turkin, los sacerdotes Pedro Yurkov, Gleb Apukhtin, Pedro Grigoriev, Constantino Kolpetsky, Ismael Kudryavtsev, Basilio Malinin, Nicolás Pavlinov, Juan, Eugenio y Paladio Popov, Juan Sofronov, más el sacerdote-monje Meletio Fedyunev.

Críspulo Moyano Linares (padre Carmelo María), de 45 años, ingresó en los carmelitas de la antigua observancia en 1907 y fue ordenado sacerdote en 1914 en la basílica de San Juan de Letrán en Roma. Fue provincial de la Bética entre 1926 y 1932.

Después del asalto al convento de Hinojosa del Duque (casa provincial de la Bética) el 27 de julio, permaneció arrestado 38 días, hacinado junto con 70 personas más. Fue el sexto y último carmelita de ese convento asesinado y beatificado (en 2013). Los otros cinco lo fueron el 27 de julio -un sacerdote- el 14 de agosto (dos sacerdotes y un postulante) y el 18 (un sacerdote).

Según el testigo Juan Jurado Ruiz, «lo sacaban a hacer operaciones de limpieza pública, como barrendero y trabajos pesados, cargar sacos, regar los árboles del parque. Le golpeaban hasta hacerle sangrar. Pidió ser el último en morir para poder absolver de sus pecados a todos sus compañeros de cautiverio. Su conducta en la cárcel fue ejemplar. Y le oí decir a mi hermano que solía exigirles un perdón positivo de los enemigos».

Beato José Santos.
Beato José Santos.

José Santos Ortega, nacido en Rabé de las Calzadas (Burgos) el 18 de septiembre de 1882, acababa de cumplir 54 años cuando lo mataron. Tenía dos hermanos sacerdotes y dos hermanas monjas, según relata la biografía publicada con motivo de su beatificación (Madrid, 11 de noviembre de 2017). Introdujo el culto de la Milagrosa en la catedral de Burgos. Lo mataron a traición:

Se refugió en casa de su sobrina Felisa Santos, en el barrio de la Prosperidad de Madrid, pero no pudo permanecer allí porque la portera le amenazó seriamente con denunciarlo como sacerdote si no se iba, porque comprometía a los vecinos. La sobrina y su esposo acompañaron al Padre hasta el comité del barrio solicitando permiso para tenerlo en su casa como familiar. No les dieron autorización. El presidente del comité fingió ayudarles, le buscó una pensión en la calle Molino de Viento, 20 y mandó a un miliciano conocido como Chicharro para que les acompañara.

Entorno del Palacio de Buenavista, en Hortaleza, donde mataron al beato José Santos.
Entorno del Palacio de Buenavista, en Hortaleza, donde mataron al beato José Santos.

Este miliciano se ganó su confianza y luego le traicionó. El 23 de septiembre fue a visitarle. El Padre lo recibió con alegría, pero Chicharro tenía esperándole en la calle un coche con los milicianos que al poco rato le dieron muerte en Hortaleza, frente al palacio de Ballesteros [probablemente se refiere al Palacio de Buenavista], junto a la higuera entonces existente. Desde la carretera contempló el crimen el médico de Hortaleza, D. Agustín Calvo que lo conocía bien. El doctor declaró: Se paró el coche. Bajaron los ocupantes. Le mandaron ir hacia delante al P. Santos, luego que dio unos pasos, descarga cerrada, y… un mártir más. A la media hora de perpetrado el crimen, identificado por el empleado fiel de la casa de la Congregación en Hortaleza, Zacarías Abad, el cadáver del P. Santos, era conducido al cementerio de Hortaleza.

Puede leer la historia de los mártires en Holocausto católico (AmazonCasa del Libro).

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