Cuatro mártires del siglo XX en España nacieron un 10 de mayo: dos sacerdotes seculares tarraconenses, un marianista palentino y un laico cartagenero. Este día es además aniversario de la beatificación de 1998, en la que fueron declaradas mártires las dos corazonistas que fueron las primeras en morir entre todas las hasta ahora beatificadas, una carmelita descalza (Elvira Moragas) y siete salesas asesinadas en los Altos del Hipódromo y Vallecas. Con ellas pasaba de 220 a 230 el número de mártires (era la octava beatificación).
Si tuviéramos fe como un grano de mostaza…
Lluís Domingo Mariné, sacerdote de 25 años, natural de El Morell (Tarragona), era vicario de Pont d’Armentera, fue asesinado el 5 de agosto de 1936 en Rodonyà (Tarragona) y beatificado en la capital de su provincia en 2013. Fue ordenado sacerdote por el cardenal Vidal i Barraquer en 1935. El 19 de marzo de ese año había escrito: “Estudia mucho, sí, porque la Iglesia necesita hombres de ciencia, pero reza mucho más. El estudio bien orientado y con recta intención es una verdadera oración. Si tuviéramos fe como un grano de mostaza, esta fe, sólo con el contacto con Jesús, nos santificaría. Entonces comprenderíamos qué significa ser íntimos de Jesús”. Al estallar la revolución, tras consumir las Sagradas Formas, se escondió en el monte con el párroco, ayudados por los dueños de casa Boada, que les dieron comida y una vela. Un feligrés les buscó una casa en el pueblo, pero se enteraron los revolucionarios y a las 16 horas del 5 de agosto un hombre y una mujer fueron a buscar al vicario, que se confesó con el párroco y se entregó, seguro de ir al martirio. Al cruzar el puente, se despedía gozoso de los feligreses, siempre según la biografía publicada por Bergadà. Montó en un coche, en el que, según quienes le llevaban y los transeúntes que oyeron sus gritos, le torturaron. En el cruce de Masllorenç en Valls, cerca de Rodonyà, lo bajaron del coche y lo remataron a tiros. Lo mandó enterrar el secretario de Rodonyà, que era amigo suyo de la infancia.
El chantre que entonaba los cánticos de los mártires de Valls
Pere Farrés Valls, sacerdote de 33 años oriundo de Santa Coloma de Queralt (Tarragona), fue asesinado el 25 de agosto de 1936 en Valls (Tarragona) y beatificado también en 2013. Era el chantre de la catedral que entonaba las canciones en el camión que llevó a fusilar a 24 católicos en Valls (ver artículo del 21 de marzo).
Florencio Arnáiz Cejudo, religioso marianista de 27 años, natural de Espinosa de Cerrato (Palencia), fue asesinado en la carretera del Pardo (Madrid) en la madrugada del 14 de septiembre de 1936 y beatificado en 2007. El caso de los marianistas del madrileño colegio del Pilar se cuenta en el artículo del 16 de abril y en esta web firmada por Paco Sales Casanova.
Isidro Juan Martínez, nacido el 10 de mayo de 1899 en Cartagena, era abogado y miembro de la Asociación de Hijos de María de la Medalla Milagrosa, tenía 37 años cuando lo mataron el 18 de octubre de 1936 y fue beatificado en Madrid el 11 de noviembre de 2017, ocasión en que se publicaron estos datos biográficos:
Fue detenido por orden del Frente Popular, en su domicilio el día primero de agosto de 1936. Estaban en la mesa cenando el matrimonio con sus tres hijos cuando llamaron imperiosamente a la puerta preguntando por Isidro Juan Martínez. Él respondió: “Soy yo”. Los milicianos exigieron que les acompañara, a lo que el accedió sin poner resistencia y se lo llevaron inmediatamente. Al despedirse, dijo al mayor de sus hijos: “Hijo, a tu padre no se lo llevan por ladrón, sino por honrado y por sus creencias”. Pasó primero por la comisaría y a las dos de la madrugada ingresó en la prisión de San Antón. Ni al detenerlo, ni en los 78 días que permaneció en la cárcel le inculparon de nada que no fuera una conducta consecuente con su fe.
A Isidro Juan Martínez y a Francisco Roselló Hernández, los incluyeron en la famosa saca de 49 presos del 18 de octubre de 1936. Fue una noche larga y ruidosa en la cárcel llena de milicianos, en la que los mártires se prepararon bien, incluso pudieron confesar con los sacerdotes presos. Fueron los últimos mártires de la Asociación de Hijos de María de la Medalla Milagrosa de la Casa de Misericordia de Cartagena. Habían visto salir resueltos a confesar su fe al director, D. Pedro Gambín, el 15 de agosto y al trío formado por Allepuz, Gonzálbez y Ardil el 22 de septiembre. Es del dominio público que antes de fusilarlos los milicianos les dieron la oportunidad de gritar: ¡Muera Cristo Rey! para poder salvarse; a lo que ellos se negaron y gritaron: ¡Viva Cristo Rey! En la misma saca mataron a cuatro sacerdotes: dos de Cartagena, el rector de la iglesia de los Dolores y el capellán de los ancianos; el coadjutor de San Andrés de Murcia, y el párroco de Aljorra (Murcia).
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