Tres mártires del siglo XX en España nacieron un 18 de mayo: un novicio dominico zaragozano, un franciscano de Toledo -que trabajó en Filipinas– y un carmelita salmantino.
Lamberto María Antonio Félix Jesús de Navascúes y de Juan, novicio-cooperador en el convento dominicano de Calanda, de 25 años y natural de Zaragoza, fue asesinado en Calanda (Teruel) el 29 de julio de 1936 y beatificado en 2001 (ver artículo del 26 de enero).
Trabajó en varias islas Filipinas
Felix Gómez-Pinto Piñero, sacerdote franciscano del convento de Pastrana (Guadalajara), de 66 años y oriundo de La Torre de Esteban Hambrán (Toledo), fue asesinado en Hueva (Guadalajara) el 7 de septiembre de 1936 y beatificado en 2007. Había ingresado en la orden como novicio en 1886 y era sacerdote desde 1894, año en que marchó a Filipinas, trabajando en varias islas hasta volver en 1933 destinado a Pastrana, sede del seminario menor y del filosofado. En la villa de la princesa de Éboli lo detuvieron a principios de septiembre. El día 6 por la noche lo sacaron de la cárcel y se lo llevaron en un coche con milicianos y el alcalde. Por el camino, entre los insultos y groserías de éstos, él musitaba oraciones. Llegados al término municipal de Hueva, lo hicieron bajar y le ordenaron caminar por la carretera. Apenas se había retirado unos metros, le dispararon por la espalda. Mientras caía, aún pudo gritar: “¡Yo os perdono! ¡Viva Cristo Rey!”.
Damián (de la Santísima Trinidad) Rodríguez Pablos, carmelita descalzo de 40 años, nacido en Pedroso de la Armuña (Salamanca), fue asesinado en Torredembarra (Tarragona) el 11 de noviembre de 1936 y beatificado en 2013. Es uno de los 14 mártires beatificados de la última saca del barco prisión Río Segre (ver artículo del aniversario).
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