Dos mártires del siglo XX en España nacieron un 7 de julio: un lasaliano burgalés asesinado en la Revolución de Asturias y un marista navarro. Aprovecho para estudiar a los mártires de Tarazona.
Claudio Bernabé Cano (San Victoriano Pío), de 29 años y natural de San Millán de Lara (Burgos), es uno de los nueve mártires de Turón asesinados en esa localidad asturiana el 9 de octubre de 1934, beatificados en 1990 y canonizados en 1999, cuya historia cuento en el artículo del 10 de marzo.
Fermín Felipe José Latienda Azpilicueta, de 45 años, natural de Iruñela (Navarra), fue uno de los 46 maristas asesinados en Montcada i Reixac el 8 de octubre de 1936 y beatificados en 2007, cuyo rescate se gastó en armas el honorable Tarradellas (ver artículo del 8 de octubre).
Persecución y tres mártires de Tarazona
Aprovechando una carta de un lector de Tarazona -Jesús Custardoy Ciordia- hablaré de los mártires naturales de esa localidad zaragozana y de las circunstancias de la persecución religiosa que él mismo me cuenta (y que terminó con el comienzo de la guerra.
La primera mártir es Jacoba Martínez García (María Pilar de San Francisco de Borja), de 58 años, una de las tres primeras beatificadas en 1987 (las carmelitas asesinadas el 24 de julio de 1936 en Guadalajara, ella fue la que que murió repitiendo: “¡perdónales, perdónales!»; ver artículo del 30 de diciembre).
José (de la Virgen de los Dolores) Rada y Royo, de 74 años, fue uno de los cinco agustinos recoletos asesinados en Motril (Granada) el 25 de julio de 1936 y beatificados en 1999 (ver artículo del 16 de febrero).
José María Muro Sanmiguel, dominico de 30 años, fue asesinado el 30 de julio de 1936 en Castelserás (Teruel) y beatificado en 2001, junto con otro dominico y el párroco del pueblo (ver artículo del 5 de marzo).
Y respecto a la persecución, esto me cuenta don Jesús Custardoy Ciordia (añadiendo un cuarto mártir que sirvió en Tarazona):
«Mi ciudad natal y su diócesis, gracias a Dios, no sufrió asesinatos ni incendios. Solamente insultos a D. Isidro Gomá y a su sucesor D. Nicanor Mutiloa Irurita (que por venir el año 34 de Barbastro hoy no es mártir). El cardenal Gomá me confirmó el 20-IX-1933, siendo Administrador Apostólico. Al bajar del Palacio Episcopal a la Catedral los días grandes y solemnes para celebrar Misa Pontifical eran insultados (y también los seminaristas teólogos que les acompañaban) por miembros del Centro Republicano que estaba ubicado en la plaza de la Seo o Catedral.
Tuvimos suerte de caer en el 18 de julio al lado del general Cabanellas. Mi madre me llevaba de la mano a rezar el rosario por las naves de la Catedral por la paz (y me figuro que por el triunfo de Franco) y por sus cinco primos que estaban metidos en la guerra. Uno de ellos se ha hecho famososo: Luis Lahuerta Ciordia: el primer oficial de los regulares de Tetuán que llegó y entró en el Alcázar de Toledo, muerto en la terrible batalla de Teruel. Con las medallas conseguidas, ¿adonde hubiera llegado?
[Sobre los mártires.] Las fotografías de los tres las llevo conmigo y todos los días por la mañana les rezo; y ahora añado (después de leer sus obras) MÁRTIRES DEL SIGLO XX interceded por mí y los míos. Menudo enchufe tiene usted en el Cielo después de estas dos grandes obras.
Finalmente el padre Tirso Manrique de Alfaro (Rioja) pertenecía a la diócesis de Tarazona. Yo estudié su extraordinaria Gramática Latina. De allí se fue con los dominicos. Testigo: Plácido Mª Gil, «apareció» vivo y acabó en Leyre (benedictinos), escribió una preciosa historia, «Un adolescente en la retaguardia».
Tirso Manrique Melero, de 59 años, fue uno de los siete dominicos asesinados en Calanda (Teruel) con el coadjutor de la parroquia el 29 de julio de 1936 y beatificados en 2001 (ver artículo del 26 de enero).
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