Con la beatificación de tres capuchinos en Manresa el 6 de noviembre de 2021, la diócesis de Vic suma otros tantos mártires a los de España en el siglo XX, lo que eleva el número de santos y beatos asesinados entre 1934 y 1939 a 2.053 (serían 2.069 si no fuera porque la pandemia pospuso la beatificación de 16 mártires prevista para el 23 de mayo de 2020 en Granada). Benet de Santa Coloma De Gramenet, Josep Oriol de Barcelona y Domènec de Sant Pere de Ruidebitllets «fueron condenados a muerte sin ningún juicio, sólo por ser cristianos», resume Vatican News sobre la homilía pronunciada en el acto de beatificación por el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Con motivo de esta beatificación, pongo a disposición del lector la lista de los 2.069 mártires del siglo XX en España (incluyendo los 16 aún por beatificar) con sus datos fundamentales, y a continuación transcribo la crónica de la beatificación de Manresa escrita desde la Asociación barcelonesa Hispania Martyr (puede consultarse también en pdf):
En la Festividad de los Mártires Españoles de la persecución religiosa de los años 1934 a 1939
Beatificación de tres nuevos mártires.
La Festividad de los mártires españoles de este año 2021 ha estado presidida por la Beatificación de tres nuevos mártires capuchinos en la Basílica de Santa María de la Seo de Manresa, celebración que el obispo de Vic Mons. Romàn Casanova calificó de histórica «por ser la primera beatificación de nuestra diócesis de Vic de la época moderna». Presidió la celebración de la Santa Misa Mons. Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, con el Nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, el Cardenal de Barcelona Mons. Juan José Omella y varios obispos catalanes, junto a los abades de Montserrat y Poblet. Previamente el provincial de los capuchinos en Cataluña y Baleares, P. Eduardo Rey, leyó una breve semblanza de los tres mártires, destacando que los nuevos beatos, antes de morir, perdonaron a los verdugos que los asesinaban.
Tras la lectura por el legado pontificio, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, de la carta apostólica por la que los tres capuchinos eran declarados Beatos, se descubrió en el ábside del templo el lienzo figurativo, obra de la artista Laura Alberich, representando a los tres mártires levantando sus manos en señal de aceptación de su muerte martirial, dirigiendo su última mirada a La Moreneta, patrona de Cataluña.
“Los tres nuevos mártires fueron ejecutados sin proceso, solo porque eran religiosos”
En su homilía, Mons. Semeraro afirmó que “los tres beatos, por caminos distintos, pero relacionados por el propósito de seguir al „poverello de Asís‟ llegaron a Manresa, donde desarrollaron un ministerio ejemplar y fecundo”.
“Cuando estalló la Guerra Civil su convento fue ocupado, devastado e incendiado por los milicianos, y aunque hallaron refugio, fueron buscados, delatados y capturados, siendo sometidos a golpes y humillaciones públicas… Los tres fueron ejecutados sin ningún proceso, solo porque eran cristianos, y así aceptaron con alegría ser desnudos de todo, sabiendo que poseían unos bienes mejores y perennes». Al padre Benet “se le ordenó que blasfemara y negara su fe en Cristo”. Su historia
–dijo el Cardenal – se parece a la de todos los demás mártires; una historia que, sin embargo, aunque se haya repetido durante siglos hasta hoy en la historia de la Iglesia, es siempre una historia singular, porque cada uno es, ante Dios, único e irrepetible y, en Jesucristo, siempre es llamado por su propio e inconfundible
nombre”.
El Cardenal Semeraro añadió: “En el rostro de cada mártir, encontramos una mirada original del rostro de Cristo: es siempre Él quien concede a cada uno la firmeza de la perseverancia y da la victoria en la batalla. Los tres nuevos beatos, por diferentes caminos, llegaron a Manresa donde sus vidas se entrelazaron con el camino del martirio.
“En todo martirio actúa el Espíritu Santo, Espíritu que santifica al creyente haciéndolo testigo y mártir de la Verdad”… “En el rostro de cada mártir encontramos un original espejo donde descubrir los rasgos del rostro de Cristo”… “Las reliquias hoy expuestas para nuestra veneración no son vestigio de muerte, sino semillas de vida, que nos recuerdan que el grano caído en tierra muere, pero produce fruto”. Su festividad se celebrará el 6 de noviembre de cada año. El obispo de Vic, Mons. Romà Casanova, al finalizar la ceremonia afirmó: «Los mártires, archivos de la verdad escritos con letras de sangre, nos recuerdan que la verdad no muere y que el amor es el único camino a la vida plena… El Espíritu Santo santifica al mártir haciéndolo testigo de la Verdad».
Y de forma improvisada, trasmitió al cardenal Semeraro una nueva invitación al Papa para que visite pronto España, con estas palabras: «Dígale al Santo Padre que le esperamos aquí en Manresa, para celebrar los 500 años de la conversión de san Ignacio de Loyola, y dígaselo muy fuerte, para que se anime a venir».
En la imagen, Fray Valentí Serra de Manresa porta la urna con las reliquias de los tres nuevos beatos.