Dos mártires del siglo XX en España nacieron un 26 de junio: un sacerdote hospitalario navarro y un hermano mercedario gerundense.
Pablo Corres Díaz de Cerio (padre Braulio María), de 39 años y natural de Torralba del Río (Navarra), fue uno de los 15 hospitalarios asesinados el 30 de julio de 1936 en Calafell (Tarragona) y beatificados en 1992 (ver artículo del 14 de noviembre).
Al tiempo que huía y mendigaba, daba catequesis
Francisco Mitjá Mitjá, de 62 años, nacido de padres desconocidos en un pueblo de Girona (Arbúcies), estudió en el seminario pero pidió el ingreso en los mercedarios, cuyo hábito recibió en El Olivar en 1909. Por un defecto de la vista, se quedó en el cuarto año de Teología, sino poder ser sacerdote. Desde 1934 estaba en el monasterio de Sant Ramon (Lleida) y al estallar la guerra estuvo 15 días en casa del veterinario, hasta que el comité del pueblo le conminó a echarlo; anduvo por los montes de Torá, mendigando por las masías. Estuvo unos días en casa Gras, de Sellés; otros en casa Roure, de Su; y dos meses en casa Fornells, de Matamargó, como siempre atendiendo tareas domésticas y dando catecismo. Salió de allí ante el peligro de registros. Una patrulla del comité de Pinós, dirigida por su alcalde, lo encontró en las inmediaciones de casa Torrededía, cacheándolo le encontraron una navaja de afeitar y unas monedas de plata. Apercibidos de que era fraile o cura, alguno de la patrulla pretendió maltratarlo, pero el alcalde lo impidió, dejándole ir. Cenó en casa Torrededía, y el dueño lo acomodó en una choza de carboneros, distante como quinientos metros. A la mañana siguiente el señor de Torrededía oyó disparos. Lo habían matado. Eran los primeros días de 1937, sin que se haya precisado la fecha exacta.
Puede leer la historia de los mártires en Holocausto católico (Amazon y Casa del Libro).
Puede suscribirse a esta lista de correo si quiere recibir en su e-mail la historia del mártir de cada día.