El 2 de diciembre de 1936 es la fecha de muerte de un mártir: el lasaliano Francisco del Valle Villar (hermano León Justino), de 30 años, que llevaba cinco años de profesor en Manresa cuando estalló la guerra, al que mataron tras encontrarle el libro La imitación de Cristo.
Arrastrado y asesinado por tener un libro piadoso
Salió del colegio al igual que el resto de sus compañeros profesores y anduvo escondido en casas de amigos y de padres de alumnos. Cuando le detuvieron, le encontraron el libro de piedad La Imitación de Cristo. Le dijeron:
¿Con esto dices Misa todos los días?
No soy sacerdote.
La respuesta era cierta y los milicianos, en un primer momento, simularon dejarle en paz. Pero en seguida volvieron, lo llevaron a rastras hasta la calle del Bruch y allí le abatieron con cinco disparos de revólver.
Santuario inconcluso en México, parroquias e iconos en España
Dicen que será uno de los principales lugares de culto en México, incluso el mayor lugar de reunión para católicos de Latinoamérica: 1.500 plazas en la zona de culto, otras tantas en el auditorio. Por comparación parece poco lo hecho en España, aunque quizá valen más modestas iniciativas que un grandioso proyecto inconcluso.
Un ejemplo que agradecer, y mucho por hacer
De todo cuanto sea dar culto a los mártires hay que alegrarse, y evitar toda comparación que implique desprecio de alguien a quien se quiera considerar menor, pues como dice el Kempis: (Cap. 58 No se deben escudriñar las cosas altas y los juicios ocultos de Dios) «quien despreciare a uno de mis pequeñuelos, no honra al grande, porque yo hice al grande y al pequeño. Y el que quisiere deprimir a alguno de los santos, a Mí me deprime y a todos los demás del reino de los cielos. Todos son una misma cosa por vínculo de la caridad; todos tienen un mismo parecer y un mismo querer; y todos se aman recíprocamente».
Los de México son mártires de la guerra comenzada en 1926… Por tanto tienen una «ventaja» de 10 años (pero también se empezó el santuario en 2007).
Porque algo existe, al menos una parroquia en Valencia, la de San Pedro Poveda en Jaén (y la que comparte en Madrid con Santa Soledad Torres), la capilla de Paracuellos, el museo de los mártires claretianos en Barbastro (donde también está la capilla de S. Carlos con el enterramiento del obispo mártir, y la capilla del Pelé en la parroquia de S. Francisco de Asís), alguna capilla o imagen dedicada a un beato, como el icono en la iglesia madrileña de las Calatravas, del que hay copia en la parroquia de Nuestra Señora del Pino en Villaverde Alto. Muestras de sincera devoción que, aunque sea de momento impulsada por unos pocos, quizá sea tanto o más fructífera que un proyecto inacabado.
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