Cinco mártires del siglo XX terminaron su pasión el 17 de octubre de 1936: una laica de Valencia que llevaba comida al que la mandó ejecutar (Társila Córdoba), un marianista pionero de la arqueología madrileña (Fidel Fuidio) arrojado a un pozo en la provincia de Ciudad Real, un franciscano que soportó 33 días de tortura (Perfecto Carrascosa) en la de Toledo, un sacerdote diocesano alicantino, Ramón Bou, que bien podría ser patrono de los hijos adoptados, y otro murciano: José Sanchez Medina, autor de la Salve Cartagenera y del Himno de la Virgen de la Caridad.
En esta fecha se conmemora también al mártir san Ignacio de Antioquía (98-110); en las islas británicas al galés san Ricardo Gwyn (1584), padre de familia; en Francia al sacerdote Jacobo Burin más las beatas María Natalia de San Luis (María Luisa Josefa) Vanot y cuatro compañeras ursulinas: María Laurentina de San Estanislao (Juana Regina) Prin, María Úrsula de San Bernardino (Jacinta Agustina Gabriela) Bourla, María Luisa de San Francisco (María Genoveva) Ducrez y María Agustina del Sagrado Corazón de Jesús (María Magdalena) Déjardin (1794); en Vietnam al sacerdote san Isidoro Gagelin (1833). En Rusia, la Iglesia ortodoxa ha glorificado a seis mártires más una confesora de esta fecha: Khionia Arkhangelskaya (muerta en diciembre de 1945), esposa de Thikhon Arkhangelsky, sacerdote asesinado en 1937, el mismo día que los también sacerdotes Jacobo Bobyrev, Nicolás Vereshchagin y Miguel Tverdovsky, más el archimandrita Basilio Tsvetkov. El mártir de 1918 es el sacerdote Demetrio Voznesensky.
Ramón Esteban Bou Pascual, de 34 años y natural de Benimantell (Alicante), era un niño expósito, adoptado por un matrimonio cuando tenía nueve años. Se ordenó sacerdote en 1930, fue coadjutor en Almusafes, capellán de las religiosas de Cristo Rey de Benifaió, y regente de Planes (Alicante). El 22 de julio de 1936 saquearon y cerraron su parroquia, por lo que se fue a Catamarruch y a Benimantell, a casa de una tía suya. El 15 de octubre supo que los milicianos iban a buscarlo y escapó al campo. Pidió albergue en algunas casas, pero le fue negado y volvió a su casa, enterándose de que su padre y su hermano estaban presos. Fue a entregarse y en la madrugada del día 17 lo llevaron a las tapias del cementerio y lo acribillaron a balazos. Antes de morir perdonó a sus asesinos. En carta escrita días antes, habia señalado que no cabe mayor honra que el martirio.
El padre pidió morir primero
José Sánchez Medina, nació el 3 de agosto de 1900 en Archena (Murcia), donde también lo mataron cuando contaba 36 años. Beatificado con otros 59 mártires de la familia vicenciana en Madrid el 11 de noviembre de 2017, nueve de sus 10 años de sacerdote los pasó como organista de la Virgen de la Caridad en Cartagena y puso música a la llamada Salve cartagenera:
Apresado el párroco y asaltado el templo, D. José optó por acogerse en su casa paterna de Archena, dejando enteramente la suerte de su vida en las manos de Dios. En su pueblo no tardó en desencadenarse la persecución contra él. Fue obligado a trabajar como peón en las obras de construcción de un edificio escolar, junto con los demás sacerdotes del pueblo. Tuvo que sufrir las burlas y befas de la hez del pueblo, que allí se congregaba de propósito, para gozarse en la humillación de aquellos sacerdotes. Las obras finalizaron el 16 de octubre. Pensando que después le iba a ser más difícil D. José se confesó con otro sacerdote mientras trabajaban.
El mismo día, ya anochecido, dos milicianos conocidos se presentaron en la casa de D. José con la orden de que fuese a cobrar sus jornales. Su padre, no quiso dejarle solo. Y se llevaron a los dos al cuartel general de la CNT. Allí se les unieron otros dos sacerdotes y un seglar. De madrugada mataron a los tres sacerdotes y a los dos seglares junto a la venta de Picolo, y los dejaron tirados en el camino. Era el día 17 de octubre de 1936. El padre de D. José les dijo: “Matadme a mí primero”. No quería ver morir a su hijo. Lo hicieron al revés, mataron primero al sacerdote, para hacer sufrir más a su padre. Los restos mortales de D. José Sánchez Medina reposan en la iglesia de S. Juan Bautista de Archena, cerca de una bella imagen de la Virgen Milagrosa, desde el 16 de octubre de 1944.
El cuerpo de este mártir, junto con el de otros cinco, fueron trasladados desde la cripta a la capilla del Sagrado Corazón el 19 de marzo de 2011, según da cuenta la parroquia en una página web, donde se presenta así a las víctimas del terror revolucionario:
El seglar José Sánchez Martínez, junto a su hijo sacerdote José Sánchez Medina (entonces colaborador y organista de la Iglesia de la Caridad de Cartagena y autor de la hermosa Salve Cartagenera y del Himno de la Virgen de la Caridad, patrona de la ciudad portuaria); el sacerdote Pedro José Pérez Ruiz, de 25 años, nacido en Molina, pero trasladado desde muy pequeño a Archena, que no pudiendo llegar a cumplir su primera tarea pastoral como coadjutor de la parroquia de Yeste (Albacete), permaneció en su pueblo que lo vio crecer; el sacerdote Enrique Sánchez Guillén (párroco de la Parroquia de San Juan Evangelista de Blanca); y el seglar José Antonio Ramírez Castillo, dueño de una empresa de transportes. Además, el sacerdote Matías Martínez Garrido, cura rector de la Parroquia de Ntra. Sra. de los Llanos de El Algar, que sufrió el martirio en la localidad de Chilches (Castellón) en julio de 1938 y que todavía no ha sido encontrado su cuerpo.
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