No hay ningún mártir del siglo XX en España nacido ni muerto un 5 de junio. Aprovecho este día para anunciar los concursos de cortos y dibujos de las Jornadas Martiriales de Barbastro y sugerir a los sacerdotes una sencilla forma de fomentar la devoción a los mártires, facilitarles su intercesión por nosotros (y el camino a la canonización para los que lo necesiten), en definitiva, para dar más culto y gloria a Dios.
Las Jornadas Martiriales que desde 2013 se celebran cada año en Barbastro impulsadas por la diócesis y los claretianos (en cuya casa y Museo de los Mártires las acogen habitualmente; desde este año aparece como organizador la asociación AMABAM, Amigos de los Mártires de Barbastro-Monzón), celebran su VI edición del 26 al 28 de octubre de 2018, también este año acompañadas del Concurso de Cortos (de cine) martiriales (V edición), que han de presentarse antes del 17 de octubre y que tienen dos categorías, cortos a secas y documentales, cada una con un primer premio de 1.000 euros y un segundo de 500 (más información en los correos santosymartires@gmail.com / sicharestada@hotmail.com). El concurso de dibujo tiene tres categorías, Primaria, Secundaria y Bachillerato, y premio de un maletín de pinturas en cada una; las obras deben enviarse antes del 5 de octubre a: Museo de los Mártires Claretianos, C/Conde 4, 22300 Barbastro (Huesca).
Fomentar la devoción a los mártires en misa
La fórmula es bien sencilla. La escuché en una misa en la iglesia de San Manuel y San Benito de Madrid, y recientemente la consulté con un señor obispo para asegurarme de que no hay nada extraño en proponérsela a cualquier sacerdote.
Como forma de promover la devoción a los Mártires del Siglo XX y de acudir a su intercesión, propongo a los sacerdotes que acostumbren a invocarles en el lugar previsto de cada plegaria eucarística para los santos “opcionales”. Por ejemplo, en el penúltimo párrafo de la plegaria eucarística segunda (en negrita una posible fórmula):
Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles, los mártires del siglo XX (en España) y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
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