Dos beatos mártires del siglo XX en España terminaron su pasión el domingo 20 de septiembre de 1936: Teresa Cejudo Redondo, cordobesa de Pozoblanco de 45 años y el sacerdote granadino Andrés Molina.
En las islas británicas se conmemora el martirio (por hambre) del beato sacerdote cartujo Tomás Johnson (1537). En Vietnam (y Francia), es aniversario de san Juan Carlos Cornay (1837). La iglesia universal celebra hoy a los mártires coreanos san Andrés Kim, Pablo Chong y 101 compañeros, de estos santos, siete fueron martirizados este día de 1846: Lorenzo Han I-hyong y Pedro Nam Kyong-mun catequistas; Teresa Kim Im-i, virgen; Susana U Sur-im y Águeda Yi Kan-nan, viudas; Catalina Chong Ch’or-yom y José Im Ch’i-Baeg. En Rusia, la Iglesia ortodoxa ha glorificado a dos mártires de 1918 (los sacerdotes Pedro Snezhnitsky y Miguel Tikhonitsky) más ocho de 1937: el metropolita Eugenio Zernov de Gorky, el monje archimandrita (abad) León Yegorov, el monje sacerdote Pacomio Skanovsky, los priores Nicolás Aschepiev y Eugenio Vyzhva, más los sacerdotes Gregorio Averin, Basilio Sungurov y Esteban Kreidich.
La arquitecta que servía la comida a los otros presos y comía de las sobras
A los 15 años, Teresa perdió a su madre, por lo que tuvo que dejar la escuela para cuidar de sus hermanos. Casó con el arquitecto Juan Bautista Caballero Cabrera, por lo que la llamaban «la arquitecta». Tuvieron una hija llamada, como su madre, Teresa. Cooperó con los salesianos desde que llegaron a Pozoblanco, y fue elegida secretaria de la Asociación de María Auxiliadora.
Seis días después del asesinato del párroco Antonio María Rodríguez Blanco, el 22 de agosto de 1936, fue detenida por su condición de católica comprometida, según el relato del que fuera obispo de Córdoba (hoy arzobispo de Sevilla) Juan José Asenjo. Después de despedirse de su familia, fue conducida a prisión.
Un compañero de prisión contó que daba ánimos a los presos, que le oían recitar esta jaculatoria: «Jesús en el ara / Jesús en la cruz / Jesús en el alma / mil veces Jesús». A la hora de las comidas, servía primero a los demás, y solo después tomaba de lo sobrante.
Fue juzgada el 16 de septiembre, acusada de propaganda política contra las ideas marxistas, a lo que ella respondió: «No ha sido por defender al capital, sino la ley de Jesucristo». Fue condenada a muerte, junto con otros 17 católicos.
Después de despedirse de sus dos hermanas y de abrazar a su hija, el 20 de septiembre fue ejecutada. Quiso ser la última en morir para poder animar a sus compañeros de martirio con la esperanza de la vida eterna. Se negó a que le vendaran los ojos, pues no temía a la muerte. «¡Os perdono, hermanos! ¡Viva Cristo Rey!», fueron sus últimas palabras. Unos días antes, su marido había sido asesinado en Valencia.
«Prefiero que me maten antes de renegar»
Andrés Molina Muñoz, de 27 años y granadino de Ogíjares, era cura regente de Instinción, fue asesinado en Terque y beatificado el 25 de marzo de 2017 en Roquetas de Mar, las tres localidades almerienses. Según la biografía diocesana, alcanzó a avisar a su madre sobre su inminente martirio:
Don Gaspar Ros, uno de sus antiguos feligreses refiere que: « El criterio del pueblo entero era que don Andrés era un ángel. No tuvo nunca una mala palabra con nadie. En el pueblo el recuerdo que tenemos, los que le conocimos, es de un hombre santo. »
En la fiesta de la Virgen del Carmen, poco antes de la Persecución Religiosa, marchó a Granada para felicitar a su madre por su onomástico. Angustiada su progenitora por los acontecimientos políticos, trató de retenerlo: « Que las cosas están mal, quédate unos días. » Pero su hijo le respondió resueltamente: « Tengo que estar con mis feligreses el domingo y el día de Santiago. »
Hostigado nada más llegar, pudo dirigir una emocionante misiva a su madre que describía su situación: « Acaba de decirme esta pobre gente a la que compadezco y perdono de todo corazón que si quiero librar mi vida tengo que casarme y si no lo hago que me matarán; y yo, pensando no en esta vida sino en la otra que es la verdadera vida, les he contestado que prefiero que me maten antes de renegar de nuestra Santa Religión. »
De la cárcel fue sacado el veinte de septiembre de 1936 para ser martirizado en un paraje de Terque llamado el Umbrión. Este mártir de la castidad sólo tenía veintisiete años de edad. Ya que los milicianos no pudieron vencerlo, se ensañaron en descuartizar y quemar su casto cuerpo.
Puede leer la historia de los mártires en Holocausto católico (Amazon y Casa del Libro).
Puede suscribirse a esta lista de correo si quiere recibir en su e-mail la historia del mártir de cada día.