Diez mártires del siglo XX en España nacieron un 5 de abril: un agustino zaragozano, un operario diocesano castellonense, un capuchino lucense, un marista francés, un laico de Cartagena -que al despedirse de su mujer le pidió que no tomara represalias-, una adoratriz y una sierva de María navarras, un hospitalario guipuzcoano, un oblato de María Inmaculada palentino y un paúl burgalés.
Con 66 años, ametrallado en el atrio de una iglesia
Vicente (de San Luis Gonzaga) Pinilla e Ibáñez, de 66 años y natural de Calatayud (Zaragoza), era sacerdote agustino recoleto en el convento de Motril (Granada), donde ya habían sido asesinados cinco religiosos el día de Santiago de 1936. Al día siguiente, entre las 10 y las 11 de la mañana, entre burlas, mofas y escarnios, fueron ametrallados el padre Pinilla, en el atrio de la iglesia de la Divina Pastora (o de la Madre del Divino Pastor), en la que se había refugiado la noche anterior en compañía de su párroco, Manuel Martín y Sierra, a quien mataron unos metros más adelante. Ambos fueron beatificados en 1999.
Los quemaron hasta reducirlos a cenizas
Mateo Despons Tena, de 52 años y oriundo de San Mateo (Castellón), cerca del cual fue asesinado el 13 de agosto de 1936, era sacerdote operario diocesano y fue beatificado en 2013. A falta de otra fuente de información sobre él, he ido a la Causa General, donde hay dos expedientes sobre Sant Mateu (puede consultarse la documentación en Wiki Martyres): uno de 1938, nada más ser tomado el pueblo por los nacionales (legajo 1404, expediente 83: contiene testimonios sobre los sacerdotes asesinados, y solo uno sobre dos laicos, padre e hijo; resume en su folio 27 que en ese término, entonces de 3.800 habitantes, fueron asesinados seis sacerdotes -de ellos tres de más de 60 años-, un religioso, otros 14 varones y tres no residentes: un sacerdote, un religioso y un militar de más de 60 años) y otro de 1941-42 (legajo 1402, expediente 34, con certificados de defunción, un solo testimonio y relato de lo sucedido en la localidad, aparte de la repetición de los «estados» o listas de víctimas).
Según la declaración tomada a Concepción Muñoz Despans en Castellón el 16 de noviembre de 1938, su tío Mateo Despons, «rector del seminario de Burgos, se encontraba en San Mateo al iniciarse la guerra, siendo detenido el día 13 de agosto de 1936 en unión de tres sacerdotes más y dos frailes por un grupo de unos 40 milicianos catalanes que llegaron a S. Mateo llamados por los que formaban el Comité de este pueblo. Que el mismo día fueron llevados al término de Tirig y asesinados, ignorando quién intervino en ello, aunque supone fueran los catalanes acompañados por gente del pueblo, sabiendo solo que después de asesinados se les roció con gasolina y se les dio fuego, quedando reducidos a cenizas (…), los que les quemaron fueron tres vecinos que fueron al lugar donde estaban los cadáveres algún tiempo después de cometidos los asesinatos y de orden del Comité fueron estos individuos Rafael (a) el regalat, otro Clemente (a) el del alguacil y otro hijo de un tal Valero, que era el presidente del Comité».
Joaquín Frade Eiras (padre Bernardo de Visantoña), sacerdote capuchino natural de Visantoña (Lugo) y beatificado en 2013, formó parte del centenar de víctimas de la matanza del 14 de agosto de 1936 en Gijón.
Félix-Célestin Gombert Olympe (hermano Juan María), marista de 63 años, oriundo de Trets (Bouches du Rhône, Francia), fue asesinado en la puerta del Cambrón de Toledo el 23 de agosto de 1936 y beatificado en 2013 (ver artículo del 26 de febrero).
Modesto Allepuz Vera, nacido el 5 de abril de 1906 en Cartagena (Murcia), era miembro de la Asociación de Hijos de María de la Medalla Milagrosa, donde lo mataron el 22 de septiembre de 1936, con 30 años de edad, junto con otros dos congregantes de la sociación en la que a los 18 años fue secretario general. Con ellos y otros 57 vicencianos fue beatificado en Madrid el 11 de noviembre de 2017:
En 1931 contrajo matrimonio y pasó a de la sección de caballeros. Era contable de una buena empresa y persona conocida en Cartagena que ejercía un cierto liderazgo. Fue un decidido propagandista de la sindicación cristiana. Cuando España se desangraba en una lucha política enconada, él desde el periódico y desde la tribuna, predicó siempre la doctrina del amor de Jesucristo. La horda comunista necesariamente había de cebarse en él.
Lo prendieron el 18 de agosto de 1936 en el pueblo de Canteras y lo condujeron a la cárcel de San Antón. Lo juzgaron y condenaron junto a sus compañeros de Asociación Gonzálbez y Ardil en el primer juicio de jurados celebrado en el arsenal de Cartagena conforme al decreto de Azaña de 25 de agosto que es una auténtica burla a la justicia y al derecho. El juicio tuvo lugar del 16 al 19 de septiembre. Ellos confirmaron su pertenencia a la Asociación y a la cofradía California. Los catorce jueces populares, los testigos, y los acusadores, pertenecían al Frente Popular, los mismos que el 25 de julio habían quemado las iglesias de Cartagena. El sábado 19 sobre las 12 de la noche se dictó la sentencia condenándolos a muerte. Les mataron de madrugada el 22 de septiembre de 1936 en el cementerio, sin más delito que haberse mantenido fieles a Dios y a la Asociación de la Medalla Milagrosa.
Son impresionantes los detalles de la última noche que pasaron los tres congregantes preparándose para el sacrificio. Se confesaron, perdonaron a los causantes de su muerte y animaron a sus familiares. Recuerda un cuñado de Modesto: “Con mucha entereza y sin ninguna lágrima le dijo a su esposa: Teresita no estés triste. No llores, porque a mí me llama Dios y me voy con Él. No tomes represalias ni odios contra nadie. Terminó su visita tranquilizándonos a todos, diciéndonos que se iba con Dios, y que desde allí nos cuidaría a todos”. Otro testigo añade: “Entre lloros y abrazos a los suyos, vivas a la Milagrosa, canto del himno de la Asociación y rezo del santo rosario, les animaban con gran entereza, siendo ellos los que deberían haber sido animados”.
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Emilia Echevarría Fernández (sor Máxima de San José), de 55 años y natural de Dicastillo (Navarra), fue asesinada el 10 de noviembre de 1936 en Vicálvaro, entre el cementerio de ese pueblo madrileño y el de la Almudena,y beatificada en 2007 con sus 22 compañeras adoratrices (ver artículo del aniversario).
Juan María Múgica Goiburu (hermano Lázaro), de 69 años, natural de Idiazábal (Guipúzcoa) y religioso de la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios (Hospitalarios) en Ciempozuelos, fue asesinado en Paracuellos el 28 de noviembre de 1936 y beatificado en 1992. Hizo los votos en 1887); sufrió mucho durante los casi cuatro meses en la cárcel de San Antón por las blasfemias de los carceleros, a quienes amonestaba, lo que le proporcionaba injurias y malos tratos.Cuando le llamaron para llevarle al martirio, al despedirse de los compañeros, lloraba enternecido, pero enseguida se serenó, aceptando con paz la noticia.
Vicente Blanco Guadilla, de 54 años y oriundo de Frómista (Palencia), era sacerdote oblato de María Inmaculada, superior de la casa de formación de Pozuelo; fue asesinado en Paracuellos el mismo 28 de noviembre y beatificado en 2011 (ver mapa sobre los mártires de Pozuelo).
Josefa Engracia Andiarena Sagaseta (sor Daría), de 57 años y natural de Donamaría (Navarra), fue asesinada el 5 de diciembre de 1936 en la Estación de Pozuelo y beatificada en 2013 (ver artículo del 6 de diciembre).
Vicente Vilumbrales Fuente, de 27 años y natural de Reinoso de Bureba (Burgos), era sacerdote de la Congregación de la Misión, fue asesinado en la cárcel de Guadalajara el 6 de diciembre de 1936 (ver artículo del aniversario) y beatificado en 2013.
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La mal llamada Memoria no es mas que una verdadera «Venganza històrica». Estos casos de asesinados arriba indicados si forman parte de esa Legiòn de màrtires porque su ùnica «causa punible» era la irrenuncia a su creencia religiosa. Estos relatos si forman la verdadera y real «Memoria Històrica».