Llegados al jueves 23 de julio de 1936, nos encontramos con 40 beatos cuyas muertes se produjeron en dos matanzas de religiosos pasionistas del convento de Daimiel (Ciudad Real) ocurridas en Carabanchel Bajo (nueve) y Manzanares (Ciudad Real, seis); con las matanzas en Barcelona de nueve religiosas Mínimas Descalzas junto a una seglar en Can Boada, y de los conocidos como mártires del Coll (ocho: cuatro misioneros de los Sagrados Corazones, la mujer que los refugió, dos franciscanas Hijas de la Misericordia y una teresiana); dos asesinatos en una misma calle de Toledo y otros cuatro casos individuales, entre los que se cuenta un joven sacerdote secular menorquín.