Apedrearon el cadáver con cuanto tuvieron a mano los verdugos Al hermano Ireneo Jacinto, lasaliano burgalés residente en Madrid, le dispararon varias veces y después apedrearon el cadáver


15 mártires del siglo XX en España fueron asesinados el 22 de julio de 1936: un lasaliano en Madrid, tres maristas en Redueña (Madrid), cuatro carmelitas en Montoro (Córdoba) y seis carmelitas descalzos en Toledo.
Hermano Ireneo JacintoEl lasaliano de Madrid era Joaquín Rodríguez Bueno (hermano Ireneo Jacinto), de 25 años y natural de Mazuelo de Muñó (Burgos), beatificado en 2013 como el hermano Virginio Pedro (ver entrada del 21 de julio), y como él asesinado camino del cementerio de la Almudena (llamado de Ventas en este relato de su congregación, en el que se ve la relación de este mártir con las corazonistas de Santa Susana):

Desde hacia tiempo los Hermanos de Santa Susana trabajaban en un medio hostil a su apostolado, contaminado por el marxismo. Al lado de su Escuela funcionaba la de las Religiosas de la Caridad del Sagrado Corazón y entre ellas se encontraba una hermana del Hermano Ireneo. Los dos establecimientos fueron de las primeras víctimas de la furia revolucionaria, desencadenada en julio de 1936.

Las Hermanas tuvieron que comparecer cinco veces ante el Comité moscovita, que les requería la entrega de las ocultas riquezas en los túneles de comunicación entre las dos comunidades… (¡Piensa el ladrón que todos son de su condición!) Los inquisidores, fanatizados por las fábulas infames de sus jefes, insistían con feroz terquedad y con toda clase de amenazas, pero ellas no podían inventar nada para responder a sus insensatas preguntas. Por fin, pudieron librarse de sus perseguidores por la caritativa, valerosa y enérgica intervención de alguien que les proporcionó oportuno refugio en su casa.

Estos fanáticos, sedientos de sangre clerical, invadieron la Escuela de Santa Susana, a la caza de los nueve Hermanos que componían la Comunidad. Dos de entre ellos, los Hnos. Crisólogo y Esteban Vicente, estaban en la Procura, donde encontraron una muerte violenta.

Mientras el Hno. Director era víctima de las brutalidades de aquellas fieras, los seis restantes lograron escabullirse por una salida posterior del edificio. El Hno. Ireneo Justino halló asilo en casa de un vecino, próxima a la Escuela, inquieto por la suerte de su hermana, se creyó en la obligación de cerciorarse sobre ella. Fue fatal su decisión. Reconocido y denunciado a los milicianos como religioso disfrazado, fue detenido y fusilado en el camino del cementerio de Las Ventas. Era el 22 de Julio de 1936.

Un hombre de bien, vecino de aquel contorno, declaró posteriormente haber sido testigo, desde el balcón de su casa, de la ejecución de un religioso, que bien podría haber sido el Hermano Ireneo. Se disparó sobre él varias veces y se apedreó su cadáver con cuanto tuvieron a mano los verdugos».

«Para mí los hermanos han sido lo mejor del mundo»

Los maristas Pedro Alonso Ortega (hermano Mariano, de 35 años), Eugenio Artola Sorolla (hermano Victorico María, de 42) y Trifón Tobar Calzada (hermano Jerónimo, de 60), trabajaban en Torrelaguna y su caso lo he relatado en el artículo del 14 de enero.

Carmelitas muertos con dinamita y rematados con arma blanca

Los carmelitas asesinados en Montoro (Córdoba) el 22 de julio y beatificados en 2013 fueron fray José María Mateos Carballido (prior de la comunidad, de 34 años, natural de Encinasola, Huelva), fray Jaime Carretero Rojas (diácono de 25 años, oriundo de Villaviciosa, Córdoba), fray Eliseo María Durán Cintas (de 29 años y nacido en Hornachuelos, Córdoba) y fray Ramón Pérez Sosa (de 33 años y natural de Feas, Ourense). Su caso lo relaté en el artículo del 27 de abril.

El padre Eusebio del Niño Jesús.Seis de los 16 carmelitas mártires de Toledo
El convento de carmelitas descalzos de Toledo había sido elegido por los sublevados el 21 de julio a las órdenes de Moscardó como uno de sus lugares de defensa. Al comenzar el asedio de la ciudad, al día siguiente los guardias civiles que lo ocuparon se retiraron al Alcázar, y los religiosos -una comunidad de la que ya han sido beatificados 16 como mártires, en 2007- trataron de huir. Seis de ellos no llegarían vivos al anochecer: el prior Ovidio Fernández Arenillas (padre Eusebio del Niño Jesús), de 48 años y oriundo de Castilfalé (León); los alumnos de teología Esteban Cuevas Casquero (fray Eliseo de Jesús Crucificado), Perfecto Domínguez Monge (fray Perfecto de la Virgen del Carmen) -ambos de 22 años y naturales de Besande (León)-, Tomás Mateos Sánchez (fray José Agustín del Santísimo Sacramento, de Anaya de Alba, Salamanca), Pedro Ramón Rodríguez Calle (fray Hermilo de San Eliseo, de Fuensaldaña, Valladolid) -ambos de 23 años- y el novicio Clemente López Yagüe (fray Clemente de los Sagrados Corazones), de 24 años y natural de Campo de San Pedro (Segovia). Sus casos los relaté en el artículo del 21 de febrero.

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