Morir por Cristo es vivir, amigos míos El mártir del 18 de enero, San Jaime Hilario, canonizado con los mártires de Turón, se despidió diciendo que "Morir por Cristo es vivir"


El único mártir del siglo XX en España muerto un 18 de enero (de 1937) es además uno de los 11 que ya han sido declarados santos: el lasaliano Manuel Barbal Cosán (san Jaime Hilario).

Moriré por Dios y por mi patria
De 39 años en el momento de morir, Manuel Barbal fue beatificado en 1990 y canonizado en 1999, en ambos casos junto con los mártires lasalianos de Turón. Dado que en esa entrada del blog ya hablé de las circunstancias de su muerte, titulo aquí solo con la despedida (“morir por Cristo es vivir, amigos míos”) y vuelvo a copiar la carta a sus padres, y a la espera de dar algún dato sobre las actas de su juicio, que Don Jorge López Teulón dice que se conservan completas, tomo del mismo autor el elogio que san Jaime Hilario hace de sus padres (por si la mención de la barretina levanta pasiones, remito a la expresión en que el mártir escribe, en castellano, que muere «por Dios y por mi patria»:

«Mi padre es un cristiano ejemplar, y modelo de ciudadanos honrados. Es irreprochable en su conducta, palabras y procederes. Es prudente y moderado en el hablar, manifiesta mucha delicadeza, tiene don de gentes y sorprendente facilidad de palabra. Siempre comprensivo y optimista, amigo de las tradiciones, de voluntad fuerte y sin consideraciones humanas, nunca ha dejado de cubrirse la cabeza con la típica “barretina” catalana, cuando, en pleno siglo XX, tantos la habían abandonado.

Mi madre era una santa, tipo y modelo del ama de casa cristiana. Vivió sembrando dulzura y amor. Cariñosa, dulce, sufrida, inalterable ante las penas y amarguras, sin acobardarse por el peso de los trabajos que recaen sobre el ama de una casa de campo algo importante. Economizadora, sin dejar que nada se perdiera o estropeara por negligencia. Ordenada, pues una casa de campo es como un pequeño mundo donde hay de todo, pero si falta el orden, la vida allí se hace imposible. Nunca se sentía ofendida, lo perdonaba o disimulaba todo. Sonriente aunque pasara penas que no comunicaba, alegre aunque sintiera amargura en el corazón.»

Francesc Baso, en el 80º aniversario de san Jaime Hilario

Con motivo del 80º aniversario del martirio de san Jaime Hilario, me enviaron este texto de Francesc Baso, con una entrevista al forense Miquel Aleu, que examinó su cadáver, y textos del santo.

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