Ser ciego no le libró de la muerte cuando le delataron por ser sacerdote Para el claretiano Juan Bautista Torrents ser ciego no bastó para librarle después de ser delatado al acudir a un refugio tras un bombardeo en Barcelona


El 17 de marzo de 1937 fueron asesinados el claretiano Juan Torrents Figueras y Un sacerdote diocesano de Tarragona, Josep Mestre Escoda, de 38 años, quien a pesar de ser ciego fue detenido después de que sus modales religiosos quedaran al descubierto cuando se refugió de un bombardeo. Además, el registrador de la propiedad Diego Vigil de Quiñones nos presenta la historia de su colega Jesús Requejo San Román, asesinado en Madridejos (Toledo) el 17 de agosto de 1936. En la documentación de la Causa General que puede verse en Wiki Martyres consta que 60 personas fueron asesinadas en esa localidad, y que solo de uno de los asesinatos, el del sacerdote de 61 años Indalecio Piñán Fuentes, se pidieron testimonios (infructuosamente en este caso, por no tener familiares allí). En diversos lugares se dice que Requejo ya recibe la consideración de mártir, sin embargo su caso está incluido en la causa de beatificación de Eustaquio Nieto Martín y 465 compañeros, abierta el 9 de diciembre de 2003 a nivel diocesano.

Siguió celebrando misa todos los días
Nacido en Duesaigües (Tarragona) el 12 de febrero de 1899, Mestre fue ordenado sacerdote en 1924. Vivía con sus padres y el mismo 21 de julio de 1936 un grupo de revolucinarios registró su domicilio cometiendo toda clase de barbaridades con las imágenes, aunque no con la Eucaristía, que le dio tiempo a consumir. Continuó celebrando misa hasta el día de Santiago. El 26, llevaron a los niños del asilo de San José a la beneficencia exigiendo a Mestre que les acompañara. Aunque el personal de la casa lo trató bien, por el peligro de las inspecciones, marchó a Barcelona, donde su madre le buscó una pensión en la que pudo dedicarse a obras de apostolado y a administrar sacramentos, celebrando misa a diario. Cuando su madre le advertía del peligro de muerte, él contestaba: “Soy sacerdote y si Dios me destina a ser mártir iré muy a gusto al martirio”. El primer viernes de marzo, al ser detenido, confesó claramente su condición de sacerdote, y fue llevado a la checa de San Elías, donde lo mataron el 17 de marzo. Fue uno de los 522 beatificados en Tarragona el 13 de octubre de 2013.

El sacerdote claretiano Juan Bautista Torrents Figueras, nació en La Secuita (Tarragona) el 8 de diciembre de 1873, y tenía por tanto 63 años cuando lo mataron en Montcada i Reixac (Barcelona). Fue beatificado en Barcelona el 21 de octubre de 2017. Según la biografía de la beatificación, vivía en Sabadell desde 1926 y desde 1935 estaba casi ciego:

El padre Torrents.Siempre se presentaba con el rosario en la mano. Estaba dispuesto a derramar su sangre por Cristo. Él decía antes morir que renegar de la fe.

El P. Torrents, atendida su ceguera, salió de Sabadell el 19 de julio con el fin de refugiarse en la casa de un pariente suyo en Premiá del Mar. El viaje lo hizo en un coche que puso a su disposición una de sus dirigidas espirituales, Sta Cándida Ruiz y Ciprés, que le acompañó hasta el lugar de destino. En consideración de que la casa del pariente no ofrecía seguridad, a la semana siguiente fue trasladado a Barcelona. Buscó refugio en casas amigas, como la de D. Ramón Clotet y Dª. Josefa Padrós, porteros del inmueble, de donde escapó de milagro del registro patrullero. Halló refugio, de forma precaria, en un colmado de la calle Córcega esquina Gerona. A los tres días, el 2 de agosto, se instaló en una pensión en Pasaje Montjuich del Obispo, 4, regentada por D. Luis Llonch, antiguo favorecido suyo, donde estuvo hasta el 30 de agosto. De ahí fue a una pensión de la Plaza Figueras, que le había proporcionado su devota Dª Consuelo Magriñá. La pensión estaba dirigida por Dª Josefa Parcé y su hermana Pilar. Allí fue a parar Don Alejandro Segú, anciano párroco de Santa Coloma de Gramanet.

Durante estas vicisitudes el P. Torrents tuvo la compañía perenne del Santo Rosario, que no se le caía de las manos ni de día ni de noche. Era su fuente de consuelo. No tenía otros entretenimientos.

Las visitas que recibía el pobre ciego eran pocas. El P. Nolla iba cada 15 días y se confesaban mutuamente. También se acercaba por allí algún

pariente y otros conocidos que se confortaban con la gracia de su ministerio.

En todo este tiempo brillaron sus virtudes de manera especial su paciencia y su resignación en aceptar lo que la voluntad de Dios le reservaba.

El día 13 de febrero de 1937 hubo un bombardeo en Barcelona llevado a cabo por los nacionales haciendo puntería en los talleres Elizalde. En la pensión de la Plaza Figueras, todos, incluso los que vivían de incógnito como el P. Torrents, bajaron al refugio. Su presencia no pudo pasar desapercibida, ya que no podía disimular su aire clerical, su comportamiento, llamó la atención de alguien mal pensado y con peores intenciones, que lo delató a algún comité.

Prendimiento y cárcel-checa de San Elías. A los tres días, el 16 de febrero al anochecer, una Patrulla de Control se presentó en la pensión para hacer el temido registro. Saquearon la casa destrozando todos los objetos religiosos y, de paso, llevándose lo que les pareció junto con los detenidos P. Torrents y D. Alejandro Segú.

A ambos los condujeron a la siniestra cárcel-checa de San Elías. Don Alejandro tuvo la astucia de hacerse pasar por un jugador de Bolsa y, satisfecha la multa de 500 ptas. que le impusieron, a los tres días quedaba en libertad.

El P. Torrents fue más ingenuo. Desde un principio confesó que era de los del P. Claret y le metieron en una celda. Aquí estuvo hasta el día 17 de marzo, cuatro semanas, un mes según el calendario. Durante este tiempo su ocupación fue rezar, sufrir y esperar. Allí pudo comprobar de verdad qué es la soledad y el abandono. Solamente dos jóvenes, que respondían a Juyol y Marlet, a quienes llamaba sus ángeles, lo iban a buscar a la celda para llevarlo al comedor o al claustro a tomar el aire y distraerle.

No se necesitaba ser vidente para prever lo que habría de pasar. Eran muy pocos los que escapaban con vida de la de San Elías. Pero quien de ningún modo escapaba era el Sacerdote o Religioso que no hubiera disimulado a tiempo su verdadera condición sagrada. El cementerio de Moncada era casi con seguridad su paradero.

El sistema del poderoso caballero Don dinero lo utilizaron las milicias revolucionarias en marzo cuando la Generalidad con el decreto del 2 de marzo reorganizaba los servicios de orden público y disolvía las Patrullas de Control. En la cárcel de San Elías comenzó a ser eficaz el 17, cuyos presos fueron divididos en tres grupos. Unos salieron en libertad. Otros fueron llevados al Palacio de Justicia, luego a la cárcel Modelo, y los el tercer grupo fueron conducidos a Moncada y de ahí al famoso cementerio. Los que no entraban dentro de este grupo es porque pudieron comprar la libertad con dinero de sus familiares. Y quien no tenía para pagar, como el P. Torrents, iba al hoyo. Cosas de la pureza de ideales de la causa revolucionaria. El vil dinero.

El P. Torrents fue sacado de la cárcel el día 17 de marzo de 1937 y conducido a Moncada para ser fusilado por la horda marxista, liquidado según su vocabulario, en el cementerio y fue sepultado en la fosa común de dicho cementerio. Por tanto se presume que no le echaron muerto ni vivo, como algún otro, al horno de la cementera Asland donde los incineraban para ahorrarse los trabajos de la sepultura, que debían hacer gratis los obreros de la cementera, y a tanto no se prestaban. Lo cierto es que el cadáver del P. Torrents nunca fue encontrado a pesar de que fue buscado repetidamente en Moncada y en el Clínico de Barcelona.

JESUS REQUEJO SAN ROMÁN: UN MARTIR REGISTRADOR DE LA PROPIEDAD
Diego Vigil de Quiñones Otero

Entre el amplísimo número de los mártires católicos del siglo XX, a los cuales se está dedicando una sección específica en el digital ForumLibertas, nos fijamos hoy en el jurista y político Jesús Requejo San Román.

Nació don Jesús el 22 de febrero de 1880, fiesta litúrgica de la Cátedra de San Pedro, en la localidad zamorana de Castro de Sanabria. Jesús pasó sus primeros años en su pueblo natal donde (según la biografía que facilita la archidiócesis de Toledo en su oficina para las causas de los santos) aún guardan memoria de este gran hombre. Superados estos años de formación básica cursó Humanidades, Filosofía y varios años de Teología en los Seminarios de Puebla de Sanabria y Astorga. Sin embargo, don Jesús no tenía vocación sacerdotal. Al igual que otros santos laicos que también pasaron por una formación para la vida sacerdotal o religiosa (como Santo Tomás Moro), descubrió que estaba llamado por Dios a la santidad en medio del mundo. Ello no le impediría en ningún caso desarrollar una fecunda labor apostólica: su vocación bautismal era la misma que al principio, si bien se le llamaba al laicado y no al sacerdocio. Por ello abandonó los estudios eclesiásticos casi al final de los mismos. Tras el abandono, continúo su generoso esfuerzo de estudiar, y cinco años después era Bachiller, Licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid, y Doctor por la de Salamanca con la tesis “El repudio en Roma”, muy elogiada por el Tribunal.

El 5 de julio de 1906 se casó con Antonia San Román San Román en Puebla de Sanabria (Zamora). El 19 de abril de 1907 nacería su único hijo, Antonio Requejo San Román, que sería asesinado junto a su padre.

Pasados unos años desde que se casó en los que seguramente vivió del ejercicio de su profesión de Abogado, hizo el sobre esfuerzo de prepararse unas oposiciones. Así, según consta, ingresó en el Cuerpo de Registradores y el 27 de junio de 1924 tomó posesión del Registro de Madridejos.

Aunque publicó varios artículos y monografías profesionales, como Importancia y efectos de la inscripción, El Derecho de la propiedad y el problema de la tierra…, su mayor preocupación fue la solución de los problemas sociales a la luz del Evangelio y de las encíclicas de los Papas. A tal fin, escribió Los principios de ordenación al bien común, Panorama social, Reglamento de un Sindicato Comarcal, Por la independencia económica de la Iglesia y Principios de Orientación Social, su obra más editada, en la que se exponen, con una documentadísima información, clarísimos conceptos sobre la Iglesia y el Estado, los derechos individuales, el matrimonio y la educación, y otros muchos temas sociales siempre complejos.

En sus libros Tierra Santa y Roma, diario de su peregrinación a los Santos Lugares, y El Cardenal Segura, documentada biografía de el que fuera Primado de España, deja explotar su religiosidad profunda y su amor y veneración a la Iglesia. En el prólogo de su obra De la revolución española. Los Jesuitas el futuro cardenal Ángel Herrera Oria dice del Siervo de Dios “… Pertenece su autor al grupo de varones esforzados que luchan sin descanso por la defensa de la verdad y el triunfo de la justicia. La Acción Católica es una segunda profesión en el Señor Requejo, porque él no es de los que toman circunstancial o temporalmente parte en la enconada contienda religiosa de nuestro tiempo, sino un abnegado e inteligente luchador de todos los días”. Finalmente sus Notas para un ensayo de reorganización de la Acción Católica dan a conocer su decidido y noble empeño de apóstol de Cristo.

Tras solicitar una excedencia como Registrador de la Propiedad, Don Jesús fue elegido por la circunscripción de Toledo para el trienio de 1936 a 1939. Las elecciones se celebraron el 16 de febrero de 1936. La Postulación conserva las intervenciones del Siervo de Dios, y es en ellas donde claramente se comprueba la verdadera dimensión humana y espiritual de Don Jesús. Fue elegido para las comisiones de Instrucción Pública, Justicia y Presupuestos.

A finales del mes de julio de 1936, Don Jesús fue encarcelado junto a su hijo Antonio; su condición de diputado que le debía proporcionar inmunidad parlamentaria no le sirvió de nada. Sus enfrentamientos en Cortes por defender a la Iglesia con Dolores Ibárruri, la famosa Pasionaria, le señalaban como víctima escogida. Durante varios días, su mujer le visitó en la prisión improvisada (el convento de San Francisco de la localidad).

Finalmente el día del fatal desenlace el carcelero le dijo a la esposa de Don Jesús que preparase para esa noche unos papeles muy importantes (dinero) porque esa noche les iban a soltar. La realidad fue que el 17 de agosto padre e hijo, junto a otros vecinos de Madridejos, fueron fusilados en El Congosto, junto al río Algodor, en el término de Los Yébenes. Todos los testigos aseguran que el Siervo de Dios Jesús Requejo San Román murió gritando ¡Viva Cristo Rey!

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