Siete mártires del siglo XX en España terminaron su pasión el miércoles 16 de septiembre de 1936: tres terciarios capuchinos en un pueblo de Valencia, dos claretianos –Antonio Perich Comas y Juan María Alsina Ferrer– más un sacerdote escolapio –Ignacio Casanovas– en la provincia de Barcelona y otro sacerdote diocesano en Almería. Añado algo sobre el que puede ser primer obispo mártir del siglo XIX en España: Juan Álvarez de Castro.
En Bélgica y Holanda, se conmemora al obispo san Lamberto de Mastrique (natural de esta ciudad holandesa, fue martirizado en Lieja hacia 705). En Corea, es aniversario del martirio de su santo patrón, el sacerdote Andrés Kim Taegon (1846). En Rusia, la Iglesia ortodoxa ha glorificado a 17 mártires de esta fecha: seis de 1918 (el obispo Pimen Belolikov, el sacerdote monje Meletio Golokolosov, los arciprestes Felipe Shatsky y Sergio Fenomenov, los sacerdotes Vladimiro Dmitrievsky y Basilio Dmitrievich), dos de 1919 (los sacerdotes y hermanos Parfenio y Basilio Krasivsky), 1920 (los sacerdotes Andrés Dalnikov y Teófano Sokolov) y 1921 (los sacerdotes Vladimiro Sadovsky y Miguel Sushkov), uno de 1923 (el sacerdote Nicolás Suschevsky), 1924 (el sacerdote Eutimio Krugovykh), 1929 (el sacerdote Roman Marchenko), y dos de 1937 (el arcipreste Ilya Bazhanov y el sacerdote Alejo Zinoviev).
Salvador Ferrer Cardet (padre Laureano María de Burriana), de 52 años; su hermano mayor (hijo del primer matrimonio de su padre) José Manuel Ferrer Jordá (Benito María de Burriana, ya biografiado); y Pablo Martínez Robles (Bernardino María de Andújar), de 57, vivían en la la Casa-Noviciado de San José, de Godella (Valencia), de los religiosos terciarios capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores, de la que les echaron los milicianos el 25 de julio, previo simulacro de fusilamiento.
El padre Laureano que vistió el hábito en 1899, era sacerdote desde 1907 y estaba en Godella desde 1934 como vicedirector se refugió con fray Bernardino que ingresó en los terciario en Yuste en 1906, emitiendo sus votos en 1909 en Torrent, en casa de la señora Trinidad Navarro, avisando a las autoridades del sitio de su hospedaje, lo que facilitaría su localización.
Su hermanastro fray Benito marchó a su pueblo natal (Burriana, en Castellón), desde donde le sugirieron que fuera a ocultarse con su hermano. El 13 de septiembre los tres religiosos fueron apresados y conducidos a la cárcel del pueblo. Al anochecer del 15 fueron llevados a la Masía de Calabarra, cercana al actual caserío de Cortichelles en el término de Turís (Valencia), donde los mataron en la madrugada del 16.
El sacerdote claretiano Juan María Alsina Ferrer, nacido el 6 de septiembre de 1874 en Seva (Barcelona), acababa de cumplir 62 años cuando lo fusilaron en Castellbell i el Vilar (Barcelona) en compañía del citado Antonio Perich, con quien también fue beatificado en la ciudad condal el 21 de octubre de 2017.
En la cárcel siguió llevando un crucifijo y dirgiendo el rezo del rosario, según recuerda la biografía de la beatificación.
Antonio Martínez García, almeriense de 44 años, era párroco de Viator desde 1927; allí lo mataron y fue beatificado en Roquetas de Mar (Almería) el 25 de marzo de 2017. La biografía diocesana resalta su intensa labor social:
Muy comprometido con la doctrina social de la Iglesia, fue nombrado socio honorario del Sindicato de Velefique por sus elocuentes mítines. En 1922 fundó un Sindicato y Caja Rural en Senés. Cuando el laicismo republicano le privó de cualquier subsidio, abrió una academia para sustentar a su madrastra y a los dos sobrinos que dependían de su trabajo.
Los milicianos, al comenzar la Persecución Religiosa, no se atrevieron a matarlo por el amor de sus feligreses. Expulsado de Viator, fue acogido en un cortijo cercano. Aunque le ofrecieron esconderse en la sierra, marchó con su familia a Almería. Desde allí fue traído con engaños el dieciséis de septiembre y, tras escupirle en el rostro, martirizado en el puente de acceso al pueblo.
Don Francisco Rodríguez cuenta que: « Cuando lo mataron yo oí los tiros, corrió la noticia por el pueblo; acudimos al lugar donde yacía muerto el cuerpo de nuestro Párroco. Cada uno, lo recuerdo como sí lo tuviera presente, iba diciendo los favores que de él había recibido entre lágrimas y sollozos. Era querido por todos. Querían llevarlo a enterrar al cementerio, pero los que habían tramado su muerte lo impidieron. »
Juan Álvarez de Castro y Muñoz, obispo mártir en 1809
Retrocediendo al siglo XIX, es necesario decir que la Iglesia no ha beatificado ni canonizado (que yo sepa) a ningún mártir en España (aunque sí a mártires españoles en Asia, como el patrón de Vizcaya y de la diócesis de Bilbao, san Valentín de Berriochoa) de esas persecuciones anticlericales desatadas por el liberalismo decimonónico (ver sobre los mercedarios de 1834).
El obispo de Coria fue asesinado el 28 de agosto de 1809 por los franceses en Hoyos (Cáceres). Frente a la tríada esgrimida -que no cumplida- por Napoleón de la libertad, igualdad y fraternidad, esgrimía el obispo en su primera carta posterior a la invasión, la de Dios, Patria y Rey. Hay una descripción sobre cómo destruían los franceses las iglesias y todo cuanto de arte y de civilización -registros parroquiales- había en ellas, y me pareció importante no dejar de lado este precedente para comprender las raíces del anticlericalismo hispánico. El obispo Juan Álvarez de Castro tiene también página en Wikipedia y una biografía en 14 páginas escrita por Fernando Jiménez de Gregorio.
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