El 21 de noviembre es aniversario de canonización de nueve lasalianos mártires y un pasionista en 1999. Aparte de ellos, solo otro mártir de la Revolución Española, san Pedro Poveda, ha sido hasta ahora canonizado. En la misma fecha de 2015 se celebró en Barcelona la beatificación de Frederic de Berga y otros 25 capuchinos, en la que el cardenal Amato recordó que los mártires murieron perdonando.
En Croacia, se conmemora el martirio del obispo san Mauro (fines del siglo III).
Los once santos de la Revolución Española
Dado que no hay mártires de la Guerra Civil que murieran un 21 de noviembre, cabe elegir como santos del día a los canonizados el 21 de noviembre de 1999. De los 1.891 mártires del siglo XX en España (hasta 2018), 1.880 son beatos y por ahora solo 11 santos: estos 9 de la revolución de 1934 (ocho lasalianos y el pasionista, «mártires de Turón»), junto con otro lasaliano y san Pedro Poveda, asesinados ya durante la Guerra Civil. Pero hasta a un especialista como Vicente Cárcel Ortí se le escapa la errata de hablar de los 10 de Turón.
«Subido» a otra causa de canonización
Cuando se les beatificó, los mártires de Turón eran ocho hermanos de La Salle más el sacerdote pasionista que les atendía. Pero para la canonización se «subió al carro» (a la causa de Cirilo Bertrán) otro beato lasaliano, asesinado el 18 de enero de 1937: Manuel (hermano Jaime Hilario) Barbal Cosán, beatificado el mismo día que ellos, 29 de abril de 1990. Entonces iba él solo en su causa; y el papa Juan Pablo II no se refirió a las circunstancias de su muerte, pero sí a las de Turón, como puede verse en esta página de Wiki Martyres. Las comento aquí, aportando también un autógrafo del mártir.
Único condenado a muerte, por ser religioso
Manuel Barbal Cosán (hermano Jaime Hilario), de 39 años y natural de Enviny (Lleida), había tenido que dejar el seminario diocesano por sordera, e ingresó en La Salle en 1917, dando clase en diversos colegios hasta que de nuevo la sordera le forzó a dedicarse a tareas del campo en Cambrils. Estallada la guerra y la revolución, se refugió con unos conocidos en Mollerusa (Lleida), pero fue encontrado y detenido en la prisión de Lleida, y luego enviado a Tarragona, al barco prisión Mahón, donde le juzgaron el 15 de enero de 1937.
Pudo escapar diciendo que era el jardinero del colegio, pero no quiso esconder su condición de hermano lasaliano. Aunque el abogado pidió el indulto, se le negó, siendo el único condenado a muerte de los 25 juzgados aquel día. El 18 de enero, por la tarde, fue fusilado en el cementerio de la Oliva, en Tarragona. Murió diciendo: “Morir por Cristo es vivir, amigos míos”.
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