La mártir que enseñó catecismo al fundador del Opus Dei Sor Rosario Ciércoles, una de las tres Hijas de la Caridad asesinadas el 19 de agosto de 1936 en Benavites, enseñó catecismo a san Josemaría Escrivá


Seis mártires del siglo XX en España nacieron un 6 de mayo: el santanderino san Augusto Andrés -uno de los lasalianos de Turón-, un sacerdote trinitario leonés, una hija de la Caridad burgalesa y otra valenciana -esta salvó de la muerte a su hermana embarazada-, más un hijo de la Sagrada Familia barcelonés y un sacerdote almeriense. Además es aniversario de la beatificación de siete mártires misioneros del Sagrado Corazón.
El sábado 6 de mayo de 2017 en Girona el cardenal Angelo Amato presidió una nueva beatificación de mártires del siglo XX en España: se trata de Antonio Arribas Hortigüela y seis compañeros, misioneros del Sagrado Corazón con los que el número de santos y beatos mártires de la Revolución Española ascendió a 1706.
Los siete nuevos mártires, asesinados el 29 de septiembre de 1936 en Pont de Ser (Serinyá, Girona, con sendas imágenes del paraje), son:

Puente sobre el Ser, en Seriñá, donde fueron asesinados los mártires de Canet.

Puente sobre el Ser, en Seriñá, donde fueron asesinados los mártires de Canet.

Nombre Apellidos Edad Lugar nacimiento Fecha nacimiento Profesión
José del Amo y del Amo 20 Pumarejo de Tera (Zamora) 12/06/1916 Religioso profeso
Jesús Moreno Ruiz 21 Osorno (Palencia) 13/01/1915 Religioso profeso
Gumersindo Gómez Rodríguez 24 Benuza (Astorga) 15/10/1911 Religioso profeso
Josep Oriol Isern Masso 27 Vilanova i la Geltrú (Barcelona) 16/06/1909 Sacerdote profeso
José Vergara Echevarría 28 Almándoz (Navarra) 18/06/1908 Sacerdote profeso
Antonio Arribas Hortigüela 28 Cardeñadijo (Burgos) 29/04/1908 Sacerdote profeso
Abundio Martín Rodríguez 28 Villaescusa (Palencia) 14/04/1908 Sacerdote profeso

Román Martín Fernández (san Augusto Andrés), natural de Santander y de 24 años, es uno de los nueve mártires de Turón, asesinados el 9 de octubre de 1934, beatificados en 1990 y canonizados en 1999 (ver artículo del 10 de marzo).

Plácido (de Jesús) Camino Fernández, sacerdote de 46 años y nacido en Laguna de Negrillos (León), fue uno de los seis trinitarios asesinados el 27 de julio de 1936 en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y beatificados en 2013 (ver artículo del 13 de abril).

Micaela Hernán Martínez, de 55 años y oriunda de Burgos, era Hija de la Caridad en el asilo de San Eugenio (Valencia), fue asesinada el 19 de agosto de 1936 en Benavites (Valencia) y beatificada en 2013 junto con sus compañeras sor Rosario Ciércoles Gascón, de 62 años, y sor María Luisa Bermúdez Ruiz, de 42.

Las tres se trasladaron el 27 de julio de 1936 a Puzol, hospedándose en la casa de la calle de San Pedro n° 11, donde vivía una hermana de sor Concepción Pérez Ibars, otra monja del asilo de San Eugenio. Allí estuvieron muy vigiladas y amenazadas por los miembros del Comité del pueblo. En la casa estaba también refugiado un sacerdote que celebraba la Eucaristía clandestinamente. El 17 de agosto de 1936 fueron apresadas y conducidas al Comité, «no obstante la protesta» de sor Concepción, quien aseguró que dijeron conducirlas (en su declaración no habla de ningún sacerdote) «al Gobierno civil». Las tuvieron toda la noche limpiando las dependencias. El día 18, a las diez de la noche, llegó un auto a la puerta de la casa con hombres armados, que subieron al piso e hicieron bajar a las tres hermanas y se las llevaron. Las martirizaron moral y físicamente, siendo fusiladas, las tres abrazadas, a las cinco de la mañana del día 19, en un huerto de naranjos, en Benavites (Valencia). La documentación sobre este pueblo en la Causa general (legajo 1381, expediente 13), no menciona ningún sacerdote asesinado. Las seis personas a las que se asesinó en agosto de 1936 eran forasteras, y aunque se asegura que los asesinatos los presenció «el presidente del Comité Ramón de Acuña López y otros» (de Acuña se dice en noviembre de 1940 que había «fallecido»). El cura del pueblo constata que el comité le mandó irse del pueblo y que le robaron sus enseres (quemando los libros de registro). Sor Concepción menciona que sólo uno del grupo que se llevó a las monjas era de Puzol. En la documentación de Benavites aparece un comunicado del ayuntamiento de Sagunto sobre los infructuosos intentos de identificar a una partida de asesinos apodados «los catalanes».

Sor Rosario, según recuerda Martín Ibarra en la obra Semblanzas aragonesas de San Josemaría Escrivá de Balaguer (2004), había sido maestra de catecismo y clases de formación en el parvulario de Barbastro, de quien ya cuando ella murió era fundador del Opus Dei, extremo que también explicó en las II Jornadas Martiriales de Barbastro la historiadora que investiga las causas de martirio de las vicencianas, Sor Ángeles Infante, HC.

El sacerdote Juan Cuscó Oliver, de 64 años y oriundo de La Granada del Penedès (Barcelona), era religioso hijo de la Sagrada Familia y director del colegio San José de Tremp (Lleida); fue asesinado el 20 de agosto de 1936 en el cementerio de Lleida y beatificado en 2013. Había sido detenido con su compañero de congregación Pedro Sadurní Reventós jjusto cuando estaban a punto de pasar a Francia (ver artículo del 22 de abril) y fueron ejecutados con otros 72 sacerdotes y religiosos (ver artículo del 12 de marzo).

José Ruano López, sacerdote de 48 años, natural de Almería y párroco de Benahadux, fue asesinado el 8 de octubre de 1936 en Rioja (Almería) y beatificado el 25 de marzo de 2017 en Roquetas de Mar (Almería). Su padre era jornalero y portero del manicomio, donde las Hijas de la Caridad despertaron la devoción y vocación del futuro sacerdote. La web de la beatificación narra así su martirio:

Apresado al inicio de la Persecución Religiosa, fue encarcelado en el Cuartel de Milicias donde fue sometido a una tortura diaria. Todas las tardes trataban de hacerle blasfemar, obligándole a entonar canciones para mermar su voluntad.
El siete de octubre de 1936 anudaron una soga a su cuello y, suspendido en el aire, recibió una brutal paliza. Al día siguiente fue arrojado a un coche y llevado a la carretera de Murcia, a unos trescientos metros de Rioja. Cuando recibió los primeros tiros de su martirio, a sus cuarenta y ocho años, cerró sus labios invocando a la Santísima Virgen: « Dios te salve… »

Consiguió salvar de la muerte a su hermana embarazada
Josefa Martínez Pérez, de 38 años y natural de Alberique (Valencia), era Hija de la Caridad en el Hospital Provincial de Valencia, fue asesinada el 15 de octubre de 1936 en el Puente de los Perros de Llosa de Ranes (Valencia) y beatificada en 2013. Ingresó en 1925 en el seminario de las Hijas de la Caridad de Madrid y desde el año siguiente estuvo en el Hospital Provincial de Valencia (comunidad integrada por 100 hermanas), en la sección de niños abandonados de La Inclusa y luego en el pabellón de mujeres infecciosas. Sacó tiempo para estudiar y obtener el título de enfermera. Respecto al futuro, decía: “No hay que tener miedo. Hemos de ser valientes. Hermanas, preparémonos porque a alguna de nosotras nos tocará el martirio”. El 24 de julio de 1936, cuando los revolucionarios las echaron del hospital, dijo a sor Concepción Ayet: “Iré a Alberique, a casa de mis padres, y seré mártir como Juana de Arco”. En Alberique ayudó a su hermana, que esperaba el cuarto hijo, y dio clase a los otros. El 24 de septiembre fusilaron a su cuñado por ser católico y acoger a monjas. Sor Josefa se ofreció por él cuando fueron a detenerlo, argumentando que tenía tres hijos pequeños y estaba esperando el cuarto. Cuando se enteró de que querían poner en una casa particular un hospital de sangre, se presentó como enfermera a los dirigentes del Comité comunista para ayudar, pero no la aceptaron.

El 14 de octubre, un grupo de milicianos llegó para detener a su hermana Natalia (embarazada) y a ella. En prisión, sor Josefa estuvo largas horas en oración y con los brazos en cruz, expresando en voz alta su deseo de que liberaran a su hermana y la sacrificaran a ella. A la una de la madrugada las sacaron de la cárcel con otras personas, las llevaron con las manos atadas a la espalda y metidos todos en un camión. Al subir al camión intercedió de nuevo ante los jefes de los milicianos para que dejaran salir a su hermana Natalia. Se compadecieron y la dejaron salir. Natalia recordó toda su vida que su hermana Josefa le dio un abrazo y le dijo: “Nos veremos en la eternidad”. El camión avanzó por los caminos de las afueras de Alberic hasta que se paró en el “Puente de los Perros” (Pont de los gossos), de Llosa de Ranes. Antes de matarles, se mofaron de ellos y les insultaron y, finalmente, dispararon sobre ellos, dejando a Sor Josefa última. Ella tuvo que resistir mucho pues se cebaron con ella. Murió a las tres de la madrugada del día 15.

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