Ocho mártires del siglo XX en España terminaron su pasión el 21 de octubre de 1936: cinco dominicos del convento de Montesclaros en Cantabria, beatificados en 2007, y tres de los cuatro mártires de la parroquia de Santiago de Nembra (Concejo de Aller, Asturias) -el párroco Genaro Fueyo (casi 73 años) y los mineros Segundo Alonso (48 años) e Isidro Fernández (43 años)- que, junto con el estudiante Antonio González Alonso (24 años, había sido asesinado el 11 de septiembre anterior) fueron beatificados en Oviedo el 8 de octubre de 2016, y cuya fiesta litúrgica se celebra precisamente el 21 de octubre.
Es además aniversario de la beatificación de 109 claretianos celebrada el sábado 21 de octubre de 2017 en Barcelona (la fiesta litúrgica de estos beatos es el 1 de febrero). El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Amato, dijo en su homilía en la Sagrada Familia que la historia de la persecución religiosa española «es la historia del amor que vence al odio» y que la sangre de los mártires es «la savia vital para el dinamismo de la Iglesia española actual».
En Japón es aniversario del martirio del sacerdote jesuita beato Julián Nakaura Jingoró (1633); en Corea del martirio del joven de 13 años san Pedro Yu Tae-ch’ol (1839). En Rusia, la Iglesia ortodoxa ha glorificado a 20 mártires de 1937. De ellos fueron arrestados y ejecutados juntos el arzobispo Demetrio Dobroserdov, el archimandrita Ambrosio Astakhov, el abad Pacomio Turkevich, el diácono Juan Khrenov, el monje Varlaam Efimov, la monja Tatiana Besfamilnaya, más los laicos Nicolás Rein, María Volnukhina y Esperanza Azhgerevich; otro grupo lo formaban el arcipreste Peter Nikotin más los laicos Víctor Frolov, Juan Rybin, Isabel Kuranova y Nicolás Kuzmin; y fuera de estos grupos quedan los mártires Jonás Lazarev (obispo), Serafín Shchelokov (archimandrita), Pablo Preobrazhensky (arcipreste) y tres sacerdotes: Pedro y Basilio Ozeretskovsky, más Vladimiro Speransky.
La biografía de la diócesis de Asturias dice del sacerdote Genaro Fueyo Castañón (nacido el 23 de enero de 1864 en Linares del Puerto, párroco de Nembra desde 1899 y animador allí de la Adoración Nocturna) que «fue encarcelado en Moreda a la edad de 72 años, en octubre de 1936, y posteriormente fue llevado a la iglesia de Nembra, donde ya estaban Segundo e Isidro. Les dieron a escoger dónde querían morir, y ellos escogieron el sitio donde juntos participaban a diario de la Eucaristía. Don Genaro, además, pidió ser el último en morir para alentar a sus feligreses y amigos».
Del minero Isidro Fernández Cordero, nacido el 15 de mayo de 1893 en la parroquia de Santa María de Murias (concejo de Aller), casado con Celsa, y de cuyos siete hijos tres serían religiosos (dos monjas y un dominico), relatan:
Fue encarcelado en dos ocasiones en la que era la “Sala de Guardia” de la Adoración Nocturna en su parroquia y también escuela y local para el sindicato católico. De la segunda ocasión ya no regresó. A un vecino que le animó a escapar, le respondió: Si no me presento se vengarán con mi familia. Siempre nos han acusado de ser unos rezadores y unos carcas; por lo que se ve el único delito de que nos acusan es ser católicos y esto es un honor para nosotros. Delitos no tenemos ninguno, por lo tanto, nada nos puede hacer. Dios sabe por qué nos tiene aquí y en sus manos estamos; si Él lo permite, por algo será.
En la documentación de la Causa general sobre las 190 personas asesinadas en Aller, se dice que Isidro Fernández fue «degollado como un cerdo» (legajo 1338, expediente 2, folio 22).
Segundo Alonso González, carpintero y minero nacido el 13 de mayo de 1888 en Cabo, parroquia de Santiago de Nembra, viudo de María, con quien tuvo 12 hijos y casado en segundas nupcias, fue apresado el mismo 21 de octubre de 1936 y dijo a sus compañeros: «Muchas veces hemos pasado aquí la noche para acudir al turno de vela ante el Santísimo; como ahora no podemos hacerlo, recemos el Rosario y hagamos un sincero acto de contrición, poniéndonos en las manos de Dios, ya que es posible que alguno de nosotros tengamos los días contados».
Los cinco dominicos del convento de Montesclaros eran José Menéndez García, de 48 años; Germán Caballero Atienza, de 56, que había trabajado en América (México, Costa Rica, El Salvador y Nicaragua) de 1913 a 1935; Estanislao García Obeso, de 61; Victoriano Santos Ibáñez Alonso —hermano cooperador—, de 72, y Eugenio Andrés Amo, de 74, que tampoco era sacerdote (había estado casado y quedó viudo) y fue 30 años limosnero del santuario.
Menéndez y Caballero se habían refugiado en Aldea de Ebro tras dispersarse la comunidad el 16 de agosto. El 29 de septiembre fueron detenidos y llevados al Convento de Montesclaros y después a la cárcel de Reinosa.
García Obeso, que había sufrido la Revolución de Asturias como prior en Oviedo, pasó en 1935 a Montesclaros. Se refugió en Los Carabeos, pero para no comprometer al párroco se entregó a los milicianos en Reinosa.
Ibáñez Alonso también se refugió en Los Carabeos, pero por su débil salud regresó al convento, donde lo hallaron los milicianos que llevaban presos a los padres José Menéndez y Germán Caballero, por lo que lo metieron también en prisión.
Eugenio Andrés marchó igualmente a Los Carabeos, pero, para no perjudicar a la familia que le ocultaba, se marchó y fue detenido en Navamuel, donde, tras insultarle y torturarle, lo mataron junto a la ermita del Niño, en Sotillo, en fecha anterior a la de sus compañeros (septiembre).
Según el informe-resumen del juez instructor de la Causa General Militar instruida en la provincia de Santander (actualmente Cantabria; legajo 1582, expediente 1, folios 1 al 101), el partido de Reinosa fue el que más asesinatos registró en la retaguardia republicana de esa provincia, después de la capital, Santander (70 frente a 199), y «la checa de Santander tuvo dos a modo de sucursales en Reinosa y Castro Urdiales que acaso aventajaron en crueldad a la del monstruoso Neila» (el dependiente de tejidos socialista Manuel Neila, convertido en comisario de policía). En la «carretera del Saja» se encontraron 43 de los cadáveres de personas asesinadas por los chequistas de Reinosa.
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