El 22 de enero de 1937 fueron ejecutados dos mártires del siglo XX en España: el capuchino (beatificado en 2015) Esteve Santacana Armengol (fray Remigi de El Papiol, famoso como confesor en Manila) y el lasaliano de 46 años Joan Font Taulat (hermano Arnau Ciril), cuya historia acompaño con fotos de la destrucción de patrimonio religioso en Lleida.
Renombrado confesor en Filipinas
De fray Remigi de El Papiol, asesinado en Cerdanyola, publicó Catalunya Cristiana estos datos (que pueden verse en una web francesa):
Nació el 20 de septiembre de 1885 en El Papiol (Barcelona). De niño, ingresó en el seminario menor diocesano de Barcelona. Impresionado por la austeridad y celo de los capuchinos, pidió ser admitido por ellos. En 1901 recibió el hábito con el nombre de Remigi, en 1902 hizo la profesión temporal y el 4 de octubre de 1905 la profesión solemne, seguida en 1909 por la ordenación sacerdotal en Arenys de Mar. Fue misionero en Filipinas (donde fue «el confesor más notable»), Nicaragua y Costa Rica. Regresó a España en 1921 para ser maestro de novicios. Volvió a marchar a misiones y de regreso a España el capítulo le asignó el convento de Sarrià. Lo caracterizaron una gran fe y fervor. Fue particularmente devoto de Santa Teresita del Niño Jesús, proclamada en 1927 patrona de las misiones. Como los demás, salió del convento el 19 de julio de 1936, viviendo de la caridad de sus amigos hasta que le descubrieron los anarquistas que, según esta fuente, lo llevaron a una checa antes de matarlo.
Acompaño el relato del martirio del lasaliano con las fotos de iglesias destruidas por la revolución en Lleida, diócesis donde mataron a dos de cada tres curas.
Compañero de san Jaime Hilario
El hermano Arnau Ciril ingresó en La Salle en 1906 y fue director de la escuela de Santa Coloma de Farners de 1920 a 1933, cuando por los cambios impuestos por la Ley de Congregaciones, pasó a dirigir el noviciado menor de Mollerusa (Lleida), desalojado y saqueado el 21 de julio de 1936. El día 25, tras un nuevo registro, trató de huir; apresado, lo tuvieron confinado en diversas casas hasta que el 24 de agosto lo metieron en un cuarto con 22 personas más, una de las cuales era el hermano de La Salle mártir que llegaría a ser san Jaime Hilario.
El 27 de agosto comparecieron ante el comité y los trasladaron a Lleida. En tres ocasiones quisieron los milicianos desviar el camión a los cementerios de los pueblos que atravesaban, pero se lo impidieron los policías. En Lleida, lo mismo que habían hecho el 15 de enero en Tarragona con san Jaime Hilario, condenaron a muerte al hermano Arnau, que estando en capilla pudo escribir una carta de despedida antes de ser fusilado en la noche del 21 al 22 de enero de 1937 en el cementerio.
Y ya que estamos en Lleida, traigo algunas fotos (hay repeticiones) de las que contiene el legajo dedicado a persecución religiosa en esa provincia (1472 de la Causa General) en su expediente 4, muestra de la saña con que se destruyó todo lo que tuviera que ver con la religión, hasta el punto de que un autor como Paul Preston afirme en El holocausto español que «Cerca de la mitad de las víctimas registradas en Lérida en las cinco semanas que siguieron al alzamiento militar eran clérigos. El 65,8 por ciento del clero de la diócesis leridana murió asesinado a lo largo de la guerra».
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