Un capuchino mártir -fray Federico de Berga- fue asesinado en Barcelona el 17 de febrero de 1937. El día anterior, había sido apresado por milicianos de la UGT, según la biografía publicada antes de la beatificación de 26 capuchinos el 21 de noviembre de 2015. Además, otros 11 mártires del siglo XX en España nacieron un 17 de febrero: dos pasionistas y el superior provincial de esa congregación -navarros los primeros y cacereño el último-, un salesiano ilerdense, un marianista guipuzcoano, un carmelita pontevedrés, el párroco de Turís (Valencia), una hermana de la Doctrina Cristiana barcelonesa, un escolapio valenciano y dos dominicos (uno leonés y otro asturiano).
El superior de los pasionistas
Vicente (Nicéforo de Jesús y María) Díez Tejerina, sacerdote y superior provincial de los pasionistas, había nacido en Herreruela (Cáceres) en 1893 (tenía 43 años), fue asesinado en Manzanares (Ciudad Real) el 23 de julio de 1936 y beatificado en 1989 con 25 compañeros. Su historia la resumí en el post del 3 de febrero.
En vez del Padrenuestro, gritad: ¡viva el comunismo!
Antonio Enrique Canut Isús, sacerdote salesiano de la comunidad de Ronda (Málaga), había nacido en Llessui (Lleida) en 1874 (tenía 62 años), fue asesinado el 24 de julio de 1936 en la misma ciudad y beatificado en 2007 con otros 72 salesianos.
En Ronda habían quemado el 19 de julio la iglesia de los Descalzos y el día 20 otras 14. Los salesianos del colegio El Castillo fueron respetados incluso a mediodía del 21, cuando los milicianos armados hicieron un primer registro. El día 23 fue más duro, y cada salesiano fue cacheado entre insultos y blasfemias. Conminado a decir dónde escondía armas, el director –Antonio Dionisio Torrero Luque, era el mayor de los 10 hijos de un zapatero cordobés, profesó en 1907, fue ordenado sacerdote en 1913- contestó: Disparadme si queréis, pero sabed que matáis a un inocente.
En el saqueo consiguiente, quemaron ornamentos e imágenes, y profanaron la Eucaristía. El día 24, concentraron a todos los salesianos en el cuarto del portero mientras volvían a registrar concienzudamente. Hacia la una los expulsaron del colegio, y mientras recogían sus cosas les conminaban:
– Ahora en vez de tantos Padrenuestros, gritad con nosotros y bien fuerte ¡Viva el comunismo libertario!
Torrero estaba emocionado hasta el punto de no poder despedirse mientras se abrazaban:
– Bueno, adiós hijitos. Hasta el…
Cuatro milicianos condujeron a Torrero y al más anciano de los salesianos, Enrique Canut, a casa de José Furest, cooperador salesiano que a los pocos días sería también asesinado. Torrero saludó allí a un amigo médico: “Apriete fuerte, que está abrazando a un mártir”. Al atardecer, varios milicianos se llevaron a los salesianos, prometiendo: “estén tranquilos, que no les pasará nada malo”. Salieron hacia el barrio de san Francisco, subiendo la calle Cuesta de las Imágenes. Enrique Canut, anciano, veía poco, y Antonio Torrero, que sufría de hemiplejia, tampoco podía andar de prisa. Ambos cayeron varias veces. En el Huerto del Gómez, los milicianos discutieron y ataron con alambres las manos de los presos. Después, uno detrás del otro, los fusilaron entre los peñascos del lugar llamado Corral de los Potros. Las últimas palabras de Torrero fueron: “Perdónales, Señor, porque no saben lo que hacen”. Los cadáveres quedaron 24 horas en el campo. El médico que hizo la autopsia declaró en el proceso de beatificación:
“El Padre Torrero tenía su sonrisa habitual. Por las heridas hinchadas, con rasguños y pérdida de piel, por las ropas llenas de polvo, se deducía que los habían arrastrado antes de expirar. Los presentes en la autopsia decían que los mártires los habían perdonado”.
Tres pasionistas en Urda y dos en Carrión
Benito (de la Virgen del Villar) Solana Ruiz, hermano pasionista en Daimiel, nacido en Cintruénigo (Navarra) en 1882 (tenía 54 años) fue uno de los tres religiosos de ese convento asesinados el 25 de julio de 1936 en Urda (Toledo), beatificados en 1989 con sus compañeros. Los otros dos eran Félix (de las Cinco Llagas) Ugalde Irurzun, de 20 años, y Pedro (del Sagrado Corazón) Largo Redondo, de 29 años. Pertenecían al grupo que salió de Daimiel en dirección a Malagón. Trataron de evitar el encuentro con los revolucionarios que iban al santuario de las Cruces, pero dos serenos les reconocieron en el Puente Navarro del río Guadiana y los condujeron hasta el ayuntamiento. Eran las cinco de la tarde del 24 de julio. A las seis de la mañana, los subieron al tren. En Urda les esperaban, pues había corrido la noticia. Los llevaron al oeste de la estación, obligándoles a alzar el puño al estilo comunista, en medio de insultos y mofas, sufridas por ellos en absoluto silencio. Cerca del depósito de aguas los fusilaron hacía las siete y cuarto de la mañana. Los tres cadáveres permanecieron hasta más allá de la una antes de ser llevados al cementerio de Los Yébenes.
Aunque ocurrieron exactamente dos meses después, la coincidencia del cumpleaños hace oportuno incluir aquí el relato del martirio de otros dos pasionistas de Daimiel más un marianista el 25 de septiembre de 1936 en Carrión de Calatrava (Ciudad Real). El nacido un 17 de febrero (de 1882: el mismo día que su compañero Benito de la Virgen del Villar) era Pedro (Pablo María de San José) Leoz y Portillo, navarro de Leoz, que profesó en 1909 como hermano coadjutor pasionista, estuvo 11 años en Corella, pasó a Daimiel, Zaragoza, y de nuevo en 1929 a Daimiel como portero y luego limosnero, oficio en el que recibió muchos insultos, ante los que él callaba y sonreía. En la fonda donde se refugiaron era cocinero, aparte de ayudar en cuanto podía.
Por su parte, José María Bengoa Aranguren (padre Juan Pedro de San Antonio, de 46 años) emitió los primeros votos en 1908, vivió en México de 1910 a 1914, cuando la revolución carrancista le obligó a huir a Estados Unidos, donde fue ordenado sacerdote en 1916. Pasó a Cuba y España (Daimiel), pero volvió como superior a Toluca (México) de 1921 a 1923. Volvió a España y desde 1932 fue vicario en Daimiel. En julio del 36 se refugió con el hermano Pablo María en una fonda de Ciudad Real, en la que hallaron al marianista Jesús Hita. Se levantaban a las cinco, hacían oración, rezaban el rosario completo y vivían en humildad y paciencia, esperando la voluntad de Dios. El día 24 de septiembre fuero arrestados en la fonda, les llevaron al seminario, convertido en checa, y de allí sobre las diez de la noche los llevaron a Carrión de Calatrava. Cuando lo iban a fusilar, el padre Bengoa apretó el crucifijo contra el pecho y dio vivas a Cristo Rey. Arrojaron sus cuerpos a un pozo. El alcalde Dionisio Andújar declarará el 21 de agosto de 1939 en el estado 2 de esta localidad ante la Causa General (legajo 1027, expediente 4, folio 7) que hasta la fecha no se habían recogido cadáveres, “únicamente se sabe que de noche traían a personas procedentes de la cárcel de Ciudad Real asesinándolos dentro del cementerio de esta población y echándolos en una noria que existe dentro del cementerio calculándose que habrá en dicha noria más dos zanjas unos 600 cadáveres”.
Jesús Hita Miranda, de 36 años, entró como novicio marianista en Vitoria en 1918, se licenció en Letras en la Universidad de Zaragoza en 1930 y en 1936 se hallaba en Madrid, donde el 29 de junio le pidieron que fuera a Ciudad Real a ayudar en los cursos de verano, a lo que contestó: “Sea lo que Dios quiera. Si somos mártires, mejor”. El 24 de julio los milicianos se incautaron del colegio de Ciudad Real, y aceptó ir a la pensión de la calle de Montesa, donde se encontró un sacerdote diocesano y después llegaron los dos religiosos pasionistas, más un claretiano el 27 de julio. También estuvieron acogidas dos monjas dominicas y otras dos del servicio doméstico.
Los demás mártires del 17 de febrero
Miguel Léibar Garay, nacido en el Caserío Sargaray, barrio de Aozarara, Arechavaleta (Guipúzcoa) en 1885 (51 años), era sacerdote marianista en la residencia provincial de la calle Velázquez y capellán del colegio El Pilar, fue asesinado en el Puente de Vallecas (Madrid) el 28 de julio de 1936 y beatificado en 2007. Ordenado sacerdote en Friburgo (Suiza) en 1915. A partir de entonces fue capellán de un colegio en Cádiz y director de otro en Jerez de la Frontera hasta 1922, cuando regresó a Madrid como profesor y capellán del nuevo colegio de El Pilar. De ahí marchó a Vitoria y San Sebastián ý en 1930 regresaba a Madrid. Al estallar la guerra, se ofreció a quedarse en Madrid tratando de defender a las personas y obras. Fue colocando a los hermanos en diferentes casas, mientras él permaneció en la residencia provincial de la calle Velázquez 21, 3º. Lo detuvieron en la tarde del 28 de julio, después de profanar los objetos sagrados que encontraron en la residencia. Con él detuvieron -en una operación en la que intervino un centenar de milicianos al grito de “a por esos curas y párrocos”- a dos empleados del colegio, Melitón Díaz de Guereñu, y Fabiana Rentero, una señora que trabajaba con los niños pequeños. A ella se la llevaron en un coche y la fusilaron en la Dehesa de Moratalaz. A los otros dos los llevaron al kilómetro 7 de la carretera a Valencia, junto a las casitas bajas de los trabajadores de una fábrica de ladrillos. Allí el padre Miguel da la absolución a su compañero, se abrazan y mueren acribillados.
Daniel (de la Sagrada Pasión) Mora Nine, carmelita descalzo del convento de Toledo, había nacido en Pontevedra en 1908 (tenía 28 años), fue asesinado el 31 de julio de 1936 en Toledo y beatificado en 2007.
Fernando González Añón, párroco de Turís (Valencia), donde había nacido en 1886 (50 años), fue asesinado en Picassent el 27 de agosto de 1936 y beatificado en 2001.
Gertrudis Rita Florencia (María Dolores) Surís Brusola, hermana de la Doctrina Cristiana, nacida en Barcelona en 1899 (37 años), fue asesinada en el Picadero de Paterna (Valencia) el 20 de noviembre de 1936 y beatificada en 1995 (ver post del aniversario).
José (del Carmelo) Ferrer Esteve, sacerdote escolapio de 32 años (nació en Algemesí, Valencia, en 1904), fue asesinado en Llombay (Valencia) el 9 de diciembre de 1936 y beatificado en 1995 (ver post el día del aniversario).
Eleuterio Marne Mansilla, dominico del convento de Las Caldas de Besaya, nacido en Gusendos de los Oteros (León) en 1909 (27 años), fue ahogado en la Bahía de Santander el 23 de diciembre de 1936 y beatificado en 2007 (ver post del aniversario).
Enrique Izquierdo Palacios, sacerdote dominico, superior del convento de Las Caldas de Besaya, nacido en Oviedo en 1890 (46 años), murió y fue beatificado en las mismas circunstancias que su compañero de cumpleaños y martirio 19 años menor.
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