Dos mártires del siglo XX en España nacieron un 3 de junio: un sacerdote barcelonés hijo de la Sagrada Familia -junto al cual murió voluntariamente uno de sus discípulos- y un dominico zaragozano que entre otros puede ser patrón de los Físicos (y de los mendigos).
El discípulo que se abrazó a su maestro
El sacerdote Jaime Puig Mirosa, de 28 años y natural de Terrassa (Barcelona), religioso de los Hijos de la Sagrada Familia, compartió el momento de la muerte -el 30 de julio de 1936- con su exalumno y amigo Sebastián Llorens Telarroja, dos años menor, que asistía a la enseñanza nocturna en el colegio que Puig dirigía en Blanes (Girona).
Al estallar la revolución, ambos escondieron la imagen de la Virgen del Vilar, con ayuda de colonos de Mas Miret. Llorens refugió en su casa a Puig, y cuando lo encontraron lo acompañó a la larga entrevista que le hicieron en el comité. Al salir, fueron arrestados, y cuando los milicianos iban a disparar al padre Puig, Sebastián se abrazó a él, por lo que le dispararon también. Ambos fueron beatificados en 2013.
De doctor en Físicas y vicario de los dominicos a mendigo y mártir
Luis Urbano Lanaspa, de 54 años y oriundo de Zaragoza, entró en el seminario diocesano con 14 años y tomó el hábito dominicano en 1898, ordenándose en 1906. Fue doctor en Físicas por la Universidad de Madrid. Predicador general de la orden -además de vicario provincial- y predicador del rey, promovió la fundación del Asilo de San Joaquín y la Policlínica de San Vicente Ferrer, y en Valencia predicaba en la iglesia de San Vicente. Desde el 19 de julio en que salió del convento, tuvo que mendigar cobijo y alimento, hasta que, capturado, lo mataron cerca de la Cruz de Término. Fue beatificado en 2001.
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